jueves, 28 de febrero de 2008

LA MAQUINA DE LA MAQUINA HUMANA


por Luis Polo


A comienzos del siglo XXI asistimos a un nuevo embate del viejo sueño del hombre máquina, sueño del que Freud despertó para inventar el psicoanálisis, pues había incursionado allí en sus comienzos cuando como neurólogo adhirió a la Escuela de Hemholtz. (1)
Decir que el psicoanálisis es un tratamiento de lo psíquico por la palabra exige de los analistas una política de estudio, investigación y de difusión a la sociedad pues hoy en día, de lo que se trata en el campo de la salud mental, es de imponer una terapia opuesta al dispositivo clínico freudiano.

Freud inventó el psicoanálisis ubicando a lo inconsciente en el lugar del a priori kantiano(2), pero también, guiado por lo que iba escuchando en sus pacientes, se alejó del idealismo al plantear un tratamiento bajo transferencia orientado a interpretar el deseo a partir de una teoría pulsional. Articuló el deseo del sujeto a un objeto inefable, imposible de ser representado y de conocerse pero que sin embargo, repite una y otra vez. En esa compulsión a la repetición sin-sentido está la posibilidad que brinda el psicoanálisis, la de cifrar, que no es la de numerar, ese goce particular y propio que cada sujeto aloja en sus síntomas.

Con su teoría Freud socavó los fundamentos de la concepción del hombre máquina: la de un sistema o aparato orgánico en donde el cerebro es una parte más de un todo biológico, la de la autoconciencia de sí mismo y por consiguiente la noción de la identidad a partir de la conciencia, la de una conducta que responde a un instinto o un reflejo y que se dirige a un objeto externo que puede satisfacer sus necesidades, la de una normalidad.

Más acá del psicoanálisis

La expansión global del capitalismo, acelerada por el colapso del socialismo soviético, propuso instaurar en el mercado una psicología acorde a su demanda en cuanto a los objetivos, al tiempo de duración del tratamiento y a una evaluación de sus logros. Se trata de una política que va más allá de lo terapéutico pero que en el campo de la salud mental se sostiene si se desmantelan lo que Jacques Lacan llamó conceptos fundamentales del dispositivo freudiano.

En los más de cien años de existencia del psicoanálisis han habido muchos intentos por cambiar o por rechazar los fundamentos de Freud, las consecuencias teóricas y terapéuticas se van repitiendo o reciclando en un abanico que va de lo místico al conductismo, espectro que ya existiera antes de Freud.
Algunos ejemplos. Entre sus discípulos cabe mencionar a Carl Jung, quien desexualizó la libido y a partir de la imago freudiana postuló la preeminencia de los arquetipos sociales (a los que llegó a través de la mitología, alquimia, religión, arte, filosofía, sueños) por sobre el inconsciente individual, creando un inconsciente colectivo. Alfred Adler también criticó la teoría sexual de Freud y propuso una psicología optimista cuya finalidad era el desarrollo de la cooperación humana salvando los obstáculos que impone el estilo de vida inconsciente de cada individuo. Para Wilheim Reich el sexo y el trabajo establecían una relación energética que permitía medir la salud mental de una persona por su potencial orgásmico y postuló una energía vital llamada energía orgónica.
La Psicología del yo (Ego Psychology), que el espíritu pragmático de los EEUU aceptó, no es otra cosa que un rechazo al inconsciente bajo el nombre del yo fuerte freudiano ya que sostiene una ética pragmática de adaptación a una sociedad basada en la noción de una profilaxis social o de higiene mental.
La Terapia Gestáltica, también nacida en EE.UU., pertenece a una corriente humanista que privilegia el “aquí y ahora”, en donde el cliente debe “darse cuenta” para cambiar su conducta.
La Psicología Gestáltica, nacida en Europa, recurre al concepto de mente. La mente configura los elementos que llegan a ella a través de los canales sensoriales (percepción) o de la memoria (pensamiento, inteligencia y resolución de problemas). Esta configuración tiene un carácter primario por sobre los elementos que la conforman, y la suma de estos últimos por sí solos no puede llevar a la comprensión del funcionamiento mental. El todo es más que la suma de las partes.

La Logoterapia, creada por el vienés Víctor Frankl, se apoya en la libertad de la voluntad para dar sentido a la existencia e inclusive postula una conexión con la idea de Dios.
En la teoría del "Doble Vínculo" de Watzlawick (Escuela de Palo Alto) y en la terapia Sistémica, la palabra dejó de ser un resultado de los procesos inconscientes para ser una herramienta de comunicación.
Masters y Johnson propusieron una terapia sexual a partir del estudio científico de la naturaleza sexual humana e inscribieron su experiencia en la sexología.
La energía, sin la referencia a la libido, es un concepto tan amplio - y tan discutido en el ámbito académico pues los físicos no se ponen de acuerdo al describir el comportamiento de los electrones – que permitió ampliar la noción de terapia a partir de incorporar conocimientos, técnicas o experiencias místicas de autoconocimiento. Se las podría dividir en:
- no tradicional: desde la contracultura y la psicodélica y articulada a ritos folclóricos o indígenas (terapias chamánicas, como la de Castaneda) y su derivación, a partir de LSD y hongos, en la Universidad de Harvard con drogas alucinógenas sintéticas (Thimoty Leary),
- cósmico (New Age) e inmortal (Cientismo),
- mítico del pasado (terapias neo-jungueanas),
- ortodoxas (cabalística judía),
- científico holístico (sustentadas en la mecánica cuántica y en el Principio de Incertidumbre de Heisenberg),
- medicina alternativa: flores de Bach
- espiritual (autoayuda, sustentada en la cultura de masas de la industria del best-seller), relacionadas con conceptos religiosos cristianos (terapia del ángel), con personajes de la literatura tradicional infantil (complejo de Peter Pan, de Cenicienta y de La Bella Durmiente). Graciela Avram realizó entrevistas a sus difusores en la ciudad de Buenos Aires (3).
Ninguna de las terapias mencionadas tomó en cuenta a la lingüística de de Saussure y de Jakobson, a la antropología de Lévi-Strauss, la filosofía de Hegel, Heidegger y Wittgenstein, entre otros saberes con los que Lacan operó un retorno a Freud dentro del psicoanálisis (con consecuencias de difusión por fuera del psicoanálisis), pues los psicoanalistas leían a Melanie Klein, Ana Freud, Hartman y otros, pero no a Sigmund Freud.


La máquina panóptica del siglo XXI

Como la actual es la época de la Técnica, ésta proveyó el modelo de la cibernética para concebir al pensamiento como un proceso de información, tal como lo sostiene el cognitivismo, y, en la observación de Jacques-Alain Miller (4), ahí radica su impostura. Para Germán García (5) el cognitivismo es un campo de investigación estimulante nacido en los laboratorios del M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology) pero aclara que eso no implica una autorización para una práctica.
Las Terapias Cognitivos Conductales (TCC) se sostienen en este modelo al que además adosan una reeducación de los síntomas del paciente, reavivando el viejo conductismo.
Además, los investigadores no logran reducir el pensamiento a una información binaria que se transmite de una neurona a otra a través de neurotransmisores químicos, sino que es altamente modulada (6).
(Cabe recordar que Lacan en la década del 50, en el Seminario 2 (7), abordó la cibernética pero para estudiar el sentido en el lenguaje).
Para que esto suceda a escala global hay que plantear la preexistencia de una política del mercado afianzada en la ideología liberal que opera como un Otro que exige. Sólo así se puede sortear lo que deja de lado, nada más y nada menos que la teoría de la pulsión, y aplicar como eficaz una terapia a corto plazo, de objetivos prefijados y que además permita la evaluación que el mercado demanda.

Se puede decir que asistimos a una época de recreación del panóptico, aquel que postulara Jeremy Benthan como perteneciente al espíritu de felicidad del liberalismo pero que, paradójicamente, busca controlar a los individuos, panóptico que fuera retomado por Michel Foucault para su teoría de control social y de la biopolítica.
La máquina panóptica del siglo XXI dice que se pueden medir las conductas y sus motivaciones en todos los sujetos a través de una cifra, confundiendo cifra con ciencia, cifras que la técnica puede detectar y archivar en cualquier lugar del planeta. La máquina panóptica también dice que los afectos de los humanos son productos del aumento o de la disminución de determinado neurotransmisor, como así también que la conducta sexual o la alegría o la paternidad se pueden ubicar, gracias a imágenes, en un lóbulo cerebral, aunque también dice que la conducta sexual se determina por un gen, etc.
Panóptico vigilador desde la cuna hasta la muerte y que se constituye en semblant de Dios, por eso no debe extrañar que ya se hable de Neuroteología (término acuñado por el novelista Aldous Huxley) o de bioteología, combinación de lo neuronal, evolucionismo y de lo espiritual.
Germán García dice que no se trata de una discusión clínica, sino de una manipulación a gran escala de los temores y esperanzas de los ciudadanos. (8)
Entonces, es el saber de la Ciencia y la Técnica como máquina panóptica al servicio del mercado la que construye al hombre máquina del neurotransmisor y al que hay que asistir con las T.C.C.
El vigilado siente la presencia omnisciente del ojo vigilador y se adecua, asiente con síntomas.
Marcelo Ale (9), siguiendo a la lectura de Miller, aborda el panóptico foucaultiano como máquina disciplinaria a partir del cuento La colonia penitenciaria de Frank Kafka, y a su vez toma en cuenta lo que plantea Eric Laurent. Laurent dice que hay un pasaje de la biopolítica del Estado, que directa e indirectamente castiga a los ciudadanos, hacia el autocastigo, introduciendo un más allá de la victimización foucaultiana. El castigo ya no proviene de las organizaciones gubernamentales, sino del mismo sujeto como enemigo de sí mismo. Los síntomas actuales ya no son las marcas que las víctimas reciben del Otro, sino que son los distintos modos que el sujeto encuentra para poner en juego el deseo del neurótico que es el de gozar de su castración.
Es lo que en La ilusión monarca, cuento de Marcelo Cohen, se ficcionaliza con una cárcel que tiene tres paredes (en una de las cuales están los invisibles vigiladores) y la cuarta es el mar abierto sin límites. Los presos se preguntan, se angustian, no saben qué hacer con a esa pared infinita puesta por el sistema carcelario que los incita y atrae…entonces hacen síntomas de autocastigo.

Respuestas del psicoanálisis

¿Cómo va a responder el psicoanálisis a esta demanda imperativa del Otro del mercado?
Jacques-Alain Miller propone tomarlo como una demanda de una nueva clase de paciente. Germán García, dice que el psicoanálisis responde con la política del síntoma.
Siguiendo a Freud es posible pensar que si hay síntomas hay posibilidad de tratamiento en los términos de cura que propone el psicoanálisis.
En ese sentido Enrique Acuña (10) sostiene que no se trata de la época de Freud, pues el psicoanálisis es un objeto de la cultura actual, es un prestador prestado al consumo dentro del mercado de los saberes, pese a que su objeto (a), lo real de una causa, no sea cuantificable.

El supuesto hombre máquina no podrá vivir soportando sus síntomas sin demandar por otro saber que no sea el de los nombres de los neurotransmisores, o los de depresión, ataques de pánico o ansiedad que lo aliena a un todo y que no tiene en cuenta su goce propio.
Un psicoanalista en la soledad de su consultorio no parece que pueda responder a esta política de mercado. Más bien, se podrá responder con una política que sostenga una institución del psicoanálisis a partir de la enseñanza de Jacques Lacan. Dice Germán García (8): “la política de Jacques-Alain Miller extrae las consecuencias institucionales, epistémicas y clínicas de la enseñanza de Jacques Lacan…”
Para finalizar recurro a Human Nature, película de Michel Gondry, que trata sobre la aplicación del conductismo en los animales y humanos. Allí se plantea el carácter indomable de la sexualidad humana a los discursos que la quieren cuantificar, medir, un goce al que hay que saber escuchar. -


Luis Polo


Notas:
(1) Bercherie, Paul. Génesis de los conceptos freudianos. Edit. Paidós.
(2) García, Germán. El curso de Tucumán 1990. Formación, Clínica y Etica. Anáfora.
(3) Avram, Graciela. Terapias y terapeutas. El fin del psicoanálsis no ha tenido lugar. Grama Ediciones.
(4) Miller, J-A. Entrevista a Jacques-Alain Miller en Libèration ¿Qué POLITICA DE CIVILIZACION?. Blog El Puente, del CID Corrientes-Chaco perteneciente al Instituto Oscar Masotta.
(5) García, Germán. Germán García y los inicios del psicoanálisis en la Argentina. AMP Blog.
(6) Ansernet, F. – Magistretti, P. A cada cual su cerebro. Plasticidad neuronal e inconsciente.
(7) Lacan, J. Seminario 2. "Cibernética y psicoanálisis o de la naturaleza del lenguaje". Edit. Paidós


(8)García, Germán. El futuro de Jacques Lacan. blog El puente IOM web www.descartesorg.ar

(9) Ale, Marcelo. La letra grabada en la carne – lo posible no es lo obligatorio- XIII Coloquio de Módulos de la APLP. (Inédito).

(10) Acuña, Enrique. De Sigmund Freud a Féderic Rosenfeld –saber y ganancia-. Microscopía, mayo 2007.


viernes, 22 de febrero de 2008

PROGRAMA DE INVESTIGACIONES CLINICAS



PROGRAMA DE INVESTIGACIONES CLINICAS ( P.I.C.)

por Damian Leikis

El P.I.C, Programa de Investigaciónes Clínicas, es un dispositivo de investigación que implementó el C.I.D Corrientes-Chaco, perteneciente al Instituto Oscar Masotta, durante el año 2007 por sugerencia de Enrique Acuña, director del C.I.D. Se trata de un programa de estudio sistemático de casos clínicos con el objetivo de promover la investigación y el debate en relación a diferentes aspectos relacionados a la clínica, no solamente desde la perspectiva del psicoanálisis, sino también en su encuentro con otros discursos y praxis que habitan en el ámbito de la salud mental en el ámbito público.
El programa esta a cargo de José Chaín y Damián Leikis, en tanto que Fernando Abelenda es el asesor y coordinó los encuentros, todos miembros docentes del C.I.D. Esto forma parte de las actividades del mismo para sus miembros y que se suma a las clases y a los coloquios-seminarios que se llevan a cabo durante el año.

La experiencia que comenzó el año pasado dejó muy buenas repercusiones no sólo en los participantes del C.I.D, sino también en los profesionales del Hospital de Salud Mental “San Francisco de Asís” de la ciudad de Corrientes, lugar en donde se llevaron a cabo los encuentros con frecuencia mensual.
Los profesionales del hospital, casi en su totalidad psiquiatras con formación médica y en algunos casos nociones de terapéuticas cognitivo-conductuales, presentaron casos de su práctica y luego se abría un espacio de debate y comentarios en donde participaban los miembros del C.I.D.
El espíritu del P.I.C supone que estos encuentros no se establezcan como espacios de supervisión o control de casos, sino que se presten al encuentro de diferentes discursos, criterios de evaluación, modalidades de apreciación de aspectos de la clínica y de construcción de “un caso clínico” con los consecuentes posicionamientos que estas diferencias promueven.
Así mismo el programa tiene como meta poder establecer algunas referencias sobre temas como:
El tipo de evaluación preponderante en los servicios de salud pública
Principales criterios de esta evaluación
Diagnósticos de mayor uso
Influencia de la utilización de psicofármacos en los criterios diagnósticos

Durante los sucesivos encuentros se pudo experimentar cómo el ingreso del discurso analítico en este tipo de instituciones tuvo su impacto, que se evidenció especialmente en el modo de presentación del caso por parte de los profesionales del hospital.
Desde el comienzo las líneas directrices de construcción del caso estaban recortadas desde el modelo médico con un estilo anamnésico en donde prevalecían datos sintomáticos dados por la observación y por el tipo de respuesta del paciente ante la utilización del fármaco, así como también, preocupaciones concernientes al desempeño social del mismo. La intervención de los integrantes del P.I.C propició que el eje de la presentación se fuera desplazando hacia la introducción de una estructura del relato del caso que resalte aspectos relacionados con el estilo de quien presenta y con la aparición del sujeto del inconsciente, que hacen a la singularidad del caso en detrimento de comportamientos o respuestas sociales.

Esta iniciativa responde al período histórico que atravesamos en el cual, al decir de Enrique Acuña en la mesa redonda titulada “El psicoanálisis y el hospital”, publicada en la revista Conceptual Nº 5, hay un aspecto estructural en el momento propio de la ciencia y cómo ésta articuló el diagnóstico, a través del DSM, al uso del psicofármaco que promueve una época donde la evaluación está en el centro de los debates contemporáneos y donde el psicoanálisis no escapa a esa realidad.
Esta es una época en donde el psicoanálisis mismo realiza intentos de auto evaluación en las instituciones de salud; ahora bien, el desafío pasa por poder establecer cuáles son los criterios para esta evaluación interna al campo específico de nuestra práctica. Implica criterios propios del psicoanálisis que hacen a la particularidad de su objeto de estudio y que no coinciden necesariamente con los de las políticas dominantes en el “para todos” que impone la salud pública, ni de “lo más rentable” que promueven las industrias farmacológicas.

Para este año el C.I.D tiene intenciones de ampliar el programa e implementarlo también en otros hospitales y de la ciudad de Resistencia, Chaco, con la misma modalidad para extender los alcances de este espacio de encuentro e investigación a la región.

Damián Leikis

miércoles, 20 de febrero de 2008

Entre celos y envidias:La venganza



Entre celos y envidias: la venganza.
-Un detalle de Las Primas-

Por Enrique Acuña

No hay tanta fantasía porque muchas cosas ocurrieron, porque había infradotados y yo los quería y sentía que tenía que llevar también algo de ellos. (…)
Ella solita (Yuna) se mejora, estudia, lee, siempre anda con el diccionario porque se le ocurren cosas, palabras, porque tiene un espíritu superior. Pero para mí la más interesante es Petra, porque ella es la vida, la crueldad, la venganza. Petra es lo que es el mundo.




Aurora Venturini.-Reportaje-


Letras usando el inconsciente

En una época que convive con las demandas jurídicas de las victimas que son “perjudicados” por un daño físico o mental y en pleno auge de cierta minoridad generalizada, el discurso de las pasiones recobra valor. En este contexto la novela Las primas de Aurora Venturini logra su premio(*). La eficacia de su literatura esta dada porque hace una práctica de la letra como flores retóricas de las pasiones que converge con el uso del inconsciente como pulsional.

Ese particular saber del psicoanálisis se enlaza cuando la autora conoce al psicoanalista húngaro Béla Székely, quien llega en los años 40 a la ciudad de La Plata, en la diáspora judía posterior a Auschwitz.

Venturini aprendió los tests de Rorschach que Szekely –“un analista a la deriva” como lo llama Germán García a propósito de su imposible insercion en la IPA local- trajo en su valija de exilio. En otra novela-testimonio (Nanina, Justina y el Doctor Rorscharch) rastrea esta influencia analítica cuando dos mujeres de un instituto de menores son analizadas a partir del gatillo que aprieta el test.

Las primas, novela de iniciación como también acercamiento a las pasiones del yo , describe la retórica de las pasiones y en particular el pasaje de la envidia y los celos a la venganza, no tanto de un género como la de la lógica de ese personaje, mujer, en particular.

La trama -cuatro mas una-
Una familia italiana plena de mujeres que soportan el fantasma de la minusvalía física cuando no la debilidad mental. Ya en la deformación real de un cuerpo o en una enfermedad genética, ellas se posicionan en relación al lenguaje como un ideal de saber imposible de alcanzar. Hubo un padre que se marchó para siempre dejando esa falla.

En el cotolengo dos hermanas Betina y Yuna se entrecruzan con dos primas, Karina y Petra. Son los cuatro vértices de un cuadrángulo femenino que se ordena alrededor de un vacío. Esta estructura mínima cambia con sus variantes de intriga: Betina la deforme criatura perjudicada que en su silla recibe el amor piadoso y una relación fetichista con un profesor. Karina, quien une la sexualidad con al muerte después de un aborto.

Yuna la narradora, sufre de la sintaxis y recurre al diccionario para llenar las frases interrumpidas por su afasia, es la envidiosa de la sexualidad aberrante de las otras. Es quien se acerca a una solución final por la sublimación en la pintura y el olvido del goce. Yuna habla como escribe, no usa puntos ni comas, organiza las líneas de fuerza de su relato a partir del déficit y la misma escritura la va curando. Maniobra a las primas hacia un lugar decisivo: el juego de niñas con el sexo, propia de la novela de iniciación para limitarse con el tabú de la virginidad.


Finalmente Petra, la enana prostituta que lleva a los extremos la pasión del odio y la venganza castrando a quien violaba a su hermana. Encarna la paradoja de la deformidad malvada, o la justificación del mal por la desgracia. Freud dio el ejemplo de un carácter que reivindica este “ser de excepción”, como el parlamento de Gloucester en Ricardo III: “.yo…hasta tal punto contrahecho y desgraciado, que los perros me ladran a su paso…si no puedo ser amante ni tomar parte de los placeres de estos días de felicidad, he de determinarme a ser un malvado y odiar con toda mi alma estos goces frívolos”. Tomado como un programa de vida hace de Petra la justiciera de la familia con su catàlogo de crueldad.

Por estructura hay un quinto espacio del lenguaje como operador vacío, al cual cada una se engancha o desengancha en un juego mortal de saber más o menos usar lalengua. Ese arreglo con el significante va siguiendo las leyes de la carencia –en la minusvalía y la debilidad- o de la potencia –el diccionario como metáfora del deseo.

Finalmente la pintura como sublimación artística permite a solo una hacerse un nombre: un cuado con la firma “Riglos” es lo que vende bien en el mercado de las artes donde Yuna logra hacer entrar su sufrimiento en un valor de cambio.

Flores retóricas
De este anudamiento entre sexualidad y muerte, el lenguaje del débil se fortalece con la narración fuerte de las pasiones que tocan al lector. Por un lado la pasión de ignorancia, porque ¿Quien podría saber que es ser una mujer y que es la maternidad? ataca la tía Nené, personaje que deviene loca por la muerte de su madre a quien sigue alucinando viva.
Segundo: los celos de Yuna cuando su profesor se enamora de su tia y de su hermana o la envidia, que alude a lo escopico de alguien que “ve con malos ojos” lo que la otra tiene y a ella desea. Entre las dos la justicia es vengativa. Es una potencia en acto, cual Antígona que en su vindicación suicida logra lavar la afrenta al destruir al Amo Creonte por lo que tiene de mas valioso, entendiendo que en Sófocles como en los griegos la retaliación supone el ascenso a la virtud.

“Venganza de genero” falsa, si entendemos que la “violencia de genero” es una clasificación relativista que nombra al yo, cuestionable como paradigma de la histeria actual. El género como una clase que nombra una posición sexual no es una identificación simbólica, es decir durable. La “violencia de genero” –¿masculino?- no se corresponde a la venganza de las mujeres, necesariamente. No habría que anticipar ese nombre para el goce de cada una de las mujeres cuando se hallan ante el enigma (y no la certeza) de lo femenino.
Porque se trata del lenguaje de las pasiones como flor retórica de un yo que describe la fijación del sujeto con su objeto en términos de placer o dolor. Formas del discurso que son segundas a otra fijación a lo que se esta necesariamente alienado. Las pasiones no son las pulsiones sino que siguen un circuito indirecto de modalizaciones que el yo en sus enunciados dibuja para no decir directamente sobre la exigencia del goce.(3)
A diferencia de las emociones que son un mecanismo orgánico en un cuerpo biológico, las pasiones son el discurso del yo como arreglo al mundo aunque traigan una corte de conflictos de intereses. Paródicas, no dicen del fantasma personal, sino por la pantomima de una conducta social.

Vendetá cómica
Finalmente es el humor de fondo el que se escucha en la falla del chiste en estas mujeres trágicas. Se hacen cómicas con ritmo de sainete y vendetta. Por eso la risa escapa en el lector de Las primas. Pero Aurora Venturini regala su boutade en otro libro (2), en un detalle que llama “Vendetà”: Ella dice que Ruben Dario, a pesar de ser un revolucionario de las letras, se manifiesta ignorante frente a la obra de Isidoro Duchase -Lautreamont- y se burla de los cantos de Maldoror. Un amigo le contó que en Nicaragua hay una estatua de Ruben Dario togado a la que los actuales poetas llaman “La señora embarazada”. Esa es una “vendetà”.

“Petra es lo que es el mundo” decía Venturini a unas periodistas que para ella no eran tan normales. ¿Habrá acaso tanta castración en lo imaginario de la literatura o en lo simbólico del psicoanálisis como en lo real del mundo? El conventillo de Las primas no es solo un caso de familia italiana tocada por la falta de saber y la vendetà sino una costumbre bien argentina. Pasa en las mejores familias: lo familiar se hace siniestro.-

Notas:

(*)Venturini, Aurora: Las Primas. Ed. La Pagina , 2007.(Premio nueva novela Pagina 12)

(1)-García Germán: El psicoanalisis y los debates culturales. Capitulo 11.”Béla Székely, un analista a la deriva”.Ed. Paidos, 2005.

(2)-Venturini, Aurora: Lautremont, Satánica trinidad. Quinqué editores. 2007.-

(3)-García, Germán: La clínica y el lenguaje de las pasiones. Ed. Cuaderno Centro Descartes
.

viernes, 15 de febrero de 2008

Sinthoma y Cultura -Córdoba-

Invitamos a usted a visitar nuestra página Web, inaugurada en el 2007,



"Programa de lectura e investigación
El Psicoanálisis en la cultura":



http://www.sinthomaycultura.com.ar/

Entre los autores que publican en dicha Web se encuentran:
Germán García,
Juan PabloLucchelli,
Enrique Acuña,
Diego Tatían,
Gustavo Dessal,
Norah Clea Romanutti, etc.

Saluda atentamente, el Comité Editorial del Programa




foto: arte escultura en iglesia Los Capuchinos -nueva Córdoba-

jueves, 7 de febrero de 2008

El futuro de Jacques Lacan



por German García (*)


Cuando en 1981 moría Jacques Lacan en París, hacía más de dos décadas que Oscar Masotta había comenzado su difusión en Buenos Aires. Cuando en 1974 Masotta se exilia, la difusión se había convertido en una actividad organizada, con traducciones y publicaciones de trabajos propios. El terrorismo de Estado que sofocó el psicoanálisis en el país fue el que también causó su involuntaria dispersión tanto en Iberoamérica como en España, tanto en Israel como en Australia.
En 1984, con el retorno de la democracia, se realiza en Buenos Aires el tercer encuentro del Campo freudiano y en esta “segunda fundación” llega lo que Jacques-Alain Miller llama la orientación lacaniana, que produce la renovación de la enseñanza de Lacan entre nosotros.

Exotismo
La constelación del Sur, el excelente libro sobre la traducción de Patricia Willson, describe diversas estrategias de traslación de una lengua a otra. Las mismas valen para la inmersión de una disciplina en un paisaje cultural diferente. En el caso del psicoanálisis de Lacan, en consonancia con su propia estrategia, Oscar Masotta comenzó por marcar lo exótico de esa enseñanza a la vez que afirmaba que existía un rigor lógico: ahí se encontraba, decía, tanto el retorno a Sigmund Freud como la conservación, negación y superación de Melanie Klein. Un estilo epigramático, oracular, que fascinaba a la audiencia.
El segundo paso fue la explicación a los que quedaron, a los que la transferencia no les ahorraba ningún trabajo. Masotta se vuelve cada vez más claro.

Aclimatación
Así que el encuentro de 1984, inverso al exotismo, propone la operación de aclimatación: los que rechazan a Jacques-Alain Miller dicen que simplifica, los que aceptamos su propuesta elogiamos su claridad.
En verdad, no se trata de una cosa ni de otra. En tanto la enseñanza supone algo más que el saber porque es también la circulación de un goce, su dimensión política entra en discusión. “La política no me interesa”, repiten voces candorosas. No importa, eso no le impide existir.
La política de Jacques-Alain Miller extrae las consecuencias institucionales, epistémicas y clínicas de la enseñanza de Lacan. No es el único que lo hace, pero es quien extendió esta orientación por diversos países y lenguas mediante la consolidación de una red que se conoce como Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).
Ahora la enseñanza de Lacan está aclimatada, a cualquiera le parece tan clara que nadie teme enseñarla. Otra cosa es explicarla. Pero no importa, el encanto del estilo crea audiencias mudas que después de un tiempo irán a repetir el truco en otro ámbito (esto podría explicar la clonación de pequeños grupos). Esta simpática proliferación no podría decir mucho del futuro de la enseñanza de Lacan, pero verifica un aserto de la misma: “las palabras se desplazan sin que se entienda nada”.

Lacan ausente
Hace 25 años que Lacan murió pero la increíble fecundidad de su enseñanza formada por 26 Seminarios y dos gruesos volúmenes de “escritos”, sin contar su excelente tesis doctoral, es una cantera inagotable de propuestas clínicas iluminadas por argumentos que movilizan recursos lógicos y retóricos para ordenar su legendaria erudición. Por otro lado, el movimiento interno de esa enseñanza que transcurrió durante tres décadas supone una constante transformación que la topología de sus últimos años pone de manifiesto.

La ausencia de Lacan, al privarnos de “la pantalla de su cuerpo” (para usar su expresión en Caracas) dejó a cada uno frente a la soledad de esa enseñanza, lo que conduce más de una vez a un discurso colectivo que vela el deseo de quien lo enuncia en cada ocasión.
Es por eso que, más allá de la universidad y sus mantras, hace falta que exista el análisis de cada uno y lo que se transmite de ese análisis. Esta es la finalidad del pase, ese dispositivo de escuela que posibilita que la singularidad de cada uno ponga en palabra la posición alcanzada en relación a la práctica de la que quiere ser responsable. Es por esto que la “Escuela” es la clave de la política del psicoanálisis y del deseo del analista.
Siglo XXI
Si el siglo XX fue problemático y febril, según Discépolo, el actual quisiera retroceder frente a esa pasión de lo real (como le llama Alain Badiou) que arrasó con tantas cosas. Es por eso que ciertos analistas conservadores adoptan aires progresistas para volver a poner en circulación una serie de ideales irremediablemente muertos. Pero no basta llamar “utopía” al fracaso para generar nuevas esperanzas de triunfo, esta vez democráticos.

Si el capitalismo programa sus terapias al paso, que las empresas aceptan como una forma más sofisticada de selección de personal, el psicoanálisis responde con una política del síntoma que pone de manifiesto que la promesa de felicidad está alimentada por un tráfico de goces bastante mortíferos. Que la palabra trauma y la palabra adicción se hayan generalizado, no debe hacer olvidar que sólo son apodos respectivos del goce y la repetición que el psicoanálisis descubrió después de la primera guerra mundial en ese trabajo insuperable de Sigmund Freud que se llama Más allá del principio del placer.

Las terapias cognitivas-conductuales (TCC) que se proponen resucitar al conductismo en nombre de unas ciencias cognitivas que no exploran, no estarían frente al psicoanálisis sin las políticas sanitarias que las promueven. No estamos frente a una discusión clínica, sino ante la manipulación a gran escala de los temores y las esperanzas de unos ciudadanos teleorientados por una trivialidad angustiada que los norteamericanos, con ese gusto por los títulos catástrofes, bautizaron Panic-Attac (esta vez sin soviéticos ni marcianos).

Esta década
1910. En los festejos del Centenario Germán Greve expuso, en un Congreso de Medicina realizado en Buenos Aires, la primera versión del psicoanálisis de Sigmund Freud. Dentro de poco, en el Segundo Centenario de nuestra patria, celebramos el primer Centenario del psicoanálisis. La fecha sería propicia para debatir lo que se ha realizado y lo que falta. Por ejemplo, la falta de ese humor que encontramos en Freud. O la falta de la ironía de Lacan que llevó a Jacques-Alain Miller a una afirmación inquietante que se prefiere pasar por alto: “Todavía no estamos curados del psicoanálisis, a pesar de la ironía de Lacan y, sin duda alguna, de lo que era su deseo”.

¿El futuro será curarse del psicoanálisis para enfermarse de esas terapias milagrosas que llegaron a inventar el término “neuroteología”?
Espero que Dios no lo permita. Sepamos que todavía no estamos curados de la religión.

(*)-Miembro del Comite de Iniciativas del Instituto Oscar Masotta y Consultor del blog El Puente.-

lunes, 4 de febrero de 2008

M I C R O S C O P I A

M I C R O S C O P I A

Entrevista a Jacques-Alain Miller en Libèration ¿QUE POLITICA DE CIVILIZACION?





Entrevista otorgada el día sábado 19 de enero de 2008 por Jacques-Alain Miller al Diario Libération

«Replegarse sería mortal para el psicoanálisis»

por ÉRIC FAVEREAU



Jacques-Alain Miller. Yerno de Jacques Lacan. Personalidad muy controvertida, director del departamento de psicoanálisis de la universidad Paris-VIII, Jacques-Alain Miller, 63 años, creó en 198 1la Escuela de la causa freudiana. En 1992, fundó la asociación mundial de psicoanálisis. Bajo su autoridad se publican los textos de los seminarios de Jacques Lacan, a cuenta gotas, se lamentan algunos. Es también alguien que polemiza. A la cabeza de la lucha contra la enmienda Accoyer, que quería legislar sobre la psicoterapia, retoma el combate contra los cognitivistas, obsesionados con la evaluación. Organiza en la Mutualité, el 9 y 10 de febrero, un “gran meeting para que viva el psicoanálisis”, sobre el tema: ¿qué política de civilización?

-Se habla nuevamente de la enmienda Accoyer, que busca enmarcar el uso del título de psicoterapeuta. Provocó la ira de todo el medio analítico. Vuelve pero bajo una forma atenuada. Y usted, vuelve a la guerra…

-El asunto de la enmienda está cerrado. No hay ningún contencioso después que Bernard Accoyer renunció a su primer texto, que se arriesgaba a definir las diversas psicoterapias. Su preocupación por regular el uso del título de psicoterapeuta fue escuchado por el medio psi, que, desde hace pronto tres años, es parte interesada en la concertación sobre el decreto de aplicación. Por el contrario, sí, para mí el combate se ha vuelto permanente.

-¿Pero qué combate?Freud diagnosticó hace mucho tiempo un « malestar en la civilización”. Estamos mucho más allá: todo el mundo siente que la civilización occidental tiende a volverse francamente invivible. Esto suscita revueltas, una guerra civil, pero que respeta las formas del debate democrático.

-¿Ciertamente, pero qué guerra ?
-Hay una guerra ideológica que opone, por una parte, los cuantificadores, los cognitivistas (1), con su pretensión creciente de regentear la existencia humana en todos sus aspectos, y por otra parte, todos aquellos que no se inclinan ante la cuantificación en todas partes. El fanatismo de la cifra, no es la ciencia, es su mueca. No hace mucho, la administración, era aún burócratas a la Courteline. De ahora en más, la electrónica pone entre las manos de las burocracias occidentales un poder inmenso de almacenamiento y de tratamiento de la información. Se han embriagado con eso, perdieron el sentido común. Las más afectadas son las de la Unión europea, herederas de las monarquías.

Van hacia la vigilancia generalizada, de la cuna a la tumba. Aspiran al control social total. Se prometen remodelar al hombre en lo que tiene de más profundo. No se trata ya solo de “gobernar los espíritus”, como quería Guizot, ni incluso sugestionarlos con olas de propaganda masiva.Nuestros amos están tan confundidos por el progreso inusitado de las bio y nanotecnologías que sueñan con manipular en directo el cerebro con implantes y electrodos.

Hasta tanto se pueda hacer eso, ¿por qué no poner a punto una humanidad higiénica, desembarazada de una buena vez de lo que Freud llamaba la pulsión de muerte, una especie humana mejorada, transhumana? Quedamos reducidos a decirnos: !por fortuna existe el papa! Pues cuando los débiles mentales tienen el poder, el progreso científico engendra utopías autoritarias que son verdaderos delirios megalomaníacos. Esto fracasará sin remedio, pero hasta tanto produce estragos. No hay que dejar hacer, incluso si los clivajes nuevos que suscita esta desmesura no obedecen ya a la lógica izquierda derecha.

-¿Pero, en qué concierne al psicoanálisis esos clivajes, que es del orden del dominio privado?
-Desde comienzos del siglo XXI, la burocracia decidió que la salud mental de los pueblos formaba parte de sus atribuciones. Invadió los dominios de la escucha, de las terapias por la palabra, se ocupó de remodelarlas del principio al fin. En la práctica, esto quiere decir: atacar al psicoanálisis.

Tratar de eliminarlo en provecho de la técnicas de persuasión, las terapias cognitivo comportamentales, que pretenden que sus efectos son cifrables, por lo tanto científicos. Es la impostura del cognitivismo. El cognitivismo, es decir la creencia que el hombre es análogo a una máquina que trata la información.En esta óptica, se trata de hacerle escupir cifras al alma. Se mide a cuanto más mejor, se cuenta todo y no importa qué; los comportamientos, las casillas marcadas de los cuestionarios, los movimientos del cuerpo, las secreciones, las neuronas, los colores de la resonancia magnética, etc. Sobre estos datos recogidos de este modo, se elucubra, se los homologa a otros tantos procesos mentales que son perfectamente fantasmáticos, se imaginan haber puesto la mano sobre el pensamiento. En resumen, se divaga, pero como está cifrado parece científico. Todo un cúmulo de metáforas infiltró de este modo el discurso corriente, a fuerza de producir y de manejar máquinas, al hombre contemporáneo le gusta imaginarse ser una de ellas.

-¿Un ejemplo ?
-Nos explican que estar enamorado, ocurre cuando nuestra serotonina baja a menos del 40 %. Esto se midió en cobayos que aseguran piensa en el ser amado al menos cuatro horas por día. ¿El amor loco? Hace subir la dopamina. Por lo tanto si usted tiene propensión al amor loco, se trata sin duda de que tiene una pequeña falta de ese lado. Por el contrario, si usted permanece con la misma persona, es porque su tasa de ocitocina, llamada la hormona del amor…
En resumen, se retranscriben sus emociones en términos cuantitativos, y el juego está hecho. Esta cuantificación enloquecida, que es un puro simulacro del discurso científico, se extiende por todas partes. Constituye la felicidad de la administración, la justifica, la alimenta, la incita a recubrir todos los aspectos de la vida.

-¿Todo debe arrojarse en el cognitivismo ?
- !Oh sí ! Es una ideología que mimetiza las ciencias duras. Pero si se ha extendido tan ampliamente, es porque expresa algo muy profundo, una mutación ontológica, una transformación de nuestra relación con el ser. Hoy, no estamos seguros de que algo exista si ese algo no es cifrable. La cifra se ha vuelto la garantía del ser. El psicoanálisis también descasa sobre la cifra, pero en el sentido del mensaje cifrado. Explota las ambigüedades de la palabra. En este sentido está en el polo opuesto del cognitivismo, a este le es insoportable.

-Usted señala igualmente que esta ideología de la cifra está en vías de imponerse en la universidad…
-La evaluación hizo su entrada en la universidad hace veinte años, pero hay un salto cuantitativo con la Agencia de evaluación de la investigación y de la enseñanza superior (la AERES). Es muy reciente: fue creada por la ley del 18 de abril de 2006 e instalada el 21 de marzo. Desde 1985, los organismos encargados de la evaluación se han multiplicado, pero los universitarios e investigadores estaban representados en sus direcciones, y habían aprendido a vivir con ello. Se acabó. Todo ha desaparecido en provecho de una agencia única, “autoridad administrativa independiente” que cubre el territorio nacional. Actúa bajo la autoridad de un consejo bastante raro, el ministerio nombra a los miembros por decreto. Ningún miembro elegido. Del mismo modo, el “delegado” nacional, responsable de cada disciplina, no emana, de ningún modo, de la comunidad de los investigadores, es designado por el presidente de la agencia.

El sistema fue concebido por el Pr Jean-Marc Monteil, eminente psicólogo social cognitivista. Está encargado de la misión del gabinete del Primer ministro, mientras que la Agencia es presidida por el Pr Jean François Dhainaut, especialista en biotecnología. Delegado nacional para la psicología: el Pr Michel Fayol, sucesor del Pr Monteil en la universidad de Clermont-Ferand, la única de esa talla donde la psicología clínica es rigurosamente amordazada desde hace años. El Pr. Monteil me explicó sin risa que era en razón de su incompetencia notoria en la materia. La Aeres es un monstruo burocrático hipercentralizado y particularmente opaco: nada que ver con América. Recuerda más bien a la difunta Unión Soviética.

-¿Cuál es el objetivo ? ¿Expulsar al psicoanálisis de la universidad?

-El objetivo es rentabilizar la investigación. El resultado será muy diferente. En nombre de la planificación total y de la objetividad perfecta, se ejerce el sadismo sobre los universitarios y los investigadores. Se expanden pasiones tristes – inquietud, pérdida de estima de sí, depresión -, al mismo tiempo que con una dulce voz dicen. “Por favor, no tengan miedo!” Y al mismo tiempo, Sarkozy promete hacer de las universidades lugares de efervescencia intelectual. Esta usina a gas se romperá la cara, por supuesto, pero será mejor que sea lo antes posible. Aparte de esto, no solo el psicoanálisis es insoportable para los cognitivistas, es el método clínico, porque apunta a lo singular, en tanto que ellos solo juran sobre la estadística. Tienen horror del sujeto, no conocen más que “al hombre sin cualidad”, como decía Musil.

-Pero siempre ha habido un combate entre los clínicos y los cognitivistas…
-Desde siempre, los clínicos tenían a los estudiantes y los cognitivistas tenían los títulos unviersitario. Lo que cambió, es que hoy los cognitivistas, amparados en su posición administrativa, intentan erradicar a sus competidores. Y lo lograrán, salvo si la tutela política reconoce que la unidad de la psicología es de ahora en más un mito. Entonces, se pondrá de un lado al psicoanálisis, la psicología clínica y la psicopatología. Y del otro a la psicología experimental y cognitivista. Cada dominio con sus competencias propias. A falta de lo cual, el psicoanálisis desaparecerá muy rápido de la universidad. Es lo que le expliqué a Valérie Pécresse, invitado por ella, y es lo suficientemente inteligente como para no permanecer en la memoria como la Atila del psicoanálisis.

-¿Está eL psicoanálisis en estado de defenderse ?
-«Vivamos felices, vivamos escondidos », esta era la divisa de los psicoanalistas. Esto no se sostiene más. Replegarse en su terreno sería mortal para el psicoanálisis, pues ya no tiene terreno, simplemente. En resumen, los psicoanalistas no podrían dispensarse de tomar parte del debate público.
Además existen las prácticas. Hay que innovar. Cada vez más practicantes analizados reciben a sus pacientes en las instituciones. El psicoanalista está en camino de reinventarse. Constatamos que pueden producirse efectos analíticos en otras partes y no solo en el consultorio privado. Hace cuatro años que la Escuela de la causa freudiana ha abierto un centro psicoanalítico de consulta y tratamientos, en el Xmo distrito de París, que recibe gratuitamente a todo el que llega. Esto se extendió como un reguero de pólvora: con iniciativas locales, otros diez centros se han abierto en Francia. Cuatro en España, y también en Italia.
En vista de los resultados, los poderes públicos los sostienen cada vez más. Esto testimonia una sorprendente evolución de las mentalidades. Logra alcanzar lo que Freud quiso hacer, dispensarios gratuitos.

-Usted no habla de la amenaza de la psiquiatría biológica y del peso preponderante de los medicamentos…
-El psicoanálisis no es la cientología. El recurso a los psicotrópicos no está proscrito por principio..

-¿Que pensó usted de la campaña nacional sobre la depresión ?
-Es Knock a la milésima potencia. Un discurso masificante que trata de penetrar en lo más profundo de cada uno, para remodelar el sentido de sus emociones más íntimas. La ministra de Salud debió darse cuenta de que algo no andaba porque dio su auspicio a un coloquio que organizo sobre el tema. Dejemos a los cognitivistas.

-¿Puede haber miradas de evaluación sobre las prácticas analíticas??
-La cultura de la evaluación es un señuelo. Se apela a ella para cumplir bajas necesidades bajo la cubierta de la objetividad. Se hace como si el saber absoluto posara su dedo sobre usted y le indicara lo que usted vale: usted solo tiene que decir amén. En la práctica, la evaluación está siempre en manos de una claque que hace sus cuentas. Es un procedimiento de tipo soviético. Es la última resistencia a la ley del mercado.

-¿Usted prefiere las reglas del mercado?

-Si hubiera que elegir entre la evaluación y el mercado, preferiría aún el mercado. Para evaluar el departamento de psicoanálisis de París VIII, que es el líder mundial para el psicoanálisis de orientación lacaniana, nos envían algunos desdichados cognitivistas que, ellos, van a remolque de la psicología americana: nos toman por chiflados. Nosotros los consideramos nulos.

-El control o el pase, ¿ no es sin embargo una forma de evaluación?
-Una elucidación, no es una evaluación. No se trata de ubicar valores sobre una escala preestablecida, sino de volverse disponible para la sorpresa del acontecimiento singular. El psicoanálisis es algo a medida, no la confección en masa. Dicho esto, en psicoanálisis, se nos juzga todos los días por sus resultados, pero no por expertos: sino por los que lo utilizan, por el consumidor.

-¿Como reaccionó usted a la grilla de evaluación de los ministros, sugerida por el presidente de la Republica?
-Folklórica. Nadie lo toma en serio. Es para desembarazarse de los ministros perezosos o que dejaron de gustar. Siendo así, el sarlozysmo es un muy curioso voluntarismo, que oscila entre el estatismo y el liberalismo. Napoleón o Raymosn Aron, Sarkozy no eligió, y eso vira a la confusión. Los socialistas, eligieron. El PS fue fragmentado en bandas, todos sus expertos son hiper evaluacionistas. Se convirtió en el partido del “hombre sin cualidades”, el portavoz de los altos funcionarios: “¿El interés general? Nos conoce, vamos a calculárselos” No es seguro que la izquierda pueda ahorrarse su disolución si quiere renacer un día.

(1) El congitivismo designa una corriente de investigación científica que sostiene la hipótesis de que el pensamiento es un proceso de tratamiento de la información


Traducción : Silvia Baudini(From Libération)
FUENTE: ten line news n° 371 -EOL POSTAL

domingo, 3 de febrero de 2008

Presentación de la revista Conceptual














PRESENTACION DE REVISTA CONCEPTUAL
desde Corrientes
por María Isabel D´Andrea
Quiero agradecer la invitación de Enrique Acuña para poder presentar la revista en esta ciudad.(1). Voy a comenzar contando cómo yo me encontré con la revista. En el año 2005 me invitaron a presentar esta misma revista en la ciudad de Posadas donde me hallaba residiendo. Era el número 5 y se presentó mediante una actividad de Lecturas Críticas organizada por el entonces Movimiento Analítico Misionero.
En aquella oportunidad recuerdo elegí para comentar un artículo de Leticia García denominado “Cuerpo Orgánico, Cuerpo Erógeno”, un tema que me interesa y que volví a encontrar referencias a ello en este número de Conceptual. Desde aquella presentación hoy Conceptual circula en la ciudad de Posadas en diferentes lugares y es material de consulta en algunas facultades.Con respecto a este número, elegí tomar dos artículos teniendo en cuenta el eje Psicoanálisis y Demandas Actuales.

Uno es de Fátima Alemán denominado “Anorexia y Escritura”, y otro es de Luis Martínez y Delia Lifschitz denominado “La pasión del jugador: una apuesta, una espera”.

En el primer artículo la autora llama la atención sobre el par del que se habla mucho hoy en día: anorexia – bulimia. Propone entonces otra dupla que es la de anorexia – escritura. Para ello toma dos novelas: una de Amélie Nothomb “Biografía del hambre”, y otra de Cielo Latini, “Abzurdah”.

La pregunta orientadora del artículo y que recorre las dos novelas es: ¿Qué dimensión del cuerpo hace existir la anorexia?Se retoma aquí la construcción del cuerpo en psicoanálisis como cuerpo erógeno, distinta de la res extensa, medible, que propone la dualidad cartesiana.
La autora señala que en la escritora belga Nethomb hay una concepción nietzcheana de la escritura y el cuerpo: “La anorexia me había servido de lección de anatomía. Conocía ese cuerpo que había descompuesto. Ahora se trataba de reconstruirlo. Por extraño que parezca, la escritura contribuyó a que así fuera (…) Aquel esfuerzo constituyó una especie de tejido que se convirtió en mi cuerpo”[2].

En cambio en la novela de Cielo Latini, la escritura se vuelve autobiográfica y se observa una denuncia al modo histérico: “Creo que sé más acerca de la anorexia y del suicidio que los psicólogos y médicos que intentaron ayudarme (…) Escribo simplemente como método terapéutico”. [3]

En ambos casos, concluye la autora, la anorexia es un cuerpo afectado por el lenguaje que a su vez da cuenta de un cuerpo erógeno que se escribe sobre la gramática pulsional. Ambos testimonios nos acercan a un cuerpo atravesado por la libido donde el objeto (a) se presenta como nada (comer nada). La cura de la anorexia no debe pensarse que pase por la escritura, pero en ambos casos funcionó algo en singular por la vía de lo autobiográfico.El otro artículo sobre la pasión del jugador pone sobre el tapete otro de los síntomas ¿actuales? denominado por el DSM IV “Juego Patológico”.

El juego compulsivo lo encontramos en referencias de Freud como una compulsión a perder, enmascarada por una lucha contra el destino de pérdida frente al padre. Este padre estaría representado en los símbolos del juego, presentándose entonces un desafío al modo imaginario.Lacan va a tomar al juego en otra dimensión y va a situar cuatro términos: función de la regla del juego, el valor de la apuesta, la pasión de la espera y el goce que se obtiene al jugar.En la adicción al juego vemos la pasión del jugador como una compulsión de la repetición a perder.

¿Hasta cuándo? Hasta tanto pueda sostener apuesta, de ahí el goce que se obtiene al jugar. Los autores por medio de un caso clínico ilustran los aportes del psicoanálisis para introducir a un jugador a un dispositivo analítico.Retoman a Lacan para el cual un análisis tiene las mismas condiciones del juego: hay apuesta en el pago, tiempo de espera a partir de la regla de la asociación libre, corte de sesión, fin de la jugada.
Al sostener el analista el juego que se despliega en el análisis el jugador se va implicando como se ilustra en el caso clínico.Los autores concluyen diciendo que: “Abriendo el juego para que el sujeto se haga Uno con su apuesta, puede empezar a hablar del Otro, otorgándole una dirección al goce de la compulsión hacia el dispositivo analítico”.[4]

Quiero concluir diciendo que con agrado veo el crecimiento de la revista Conceptual desde sus primeros números hasta el actual que estamos presentando hoy. La elección arbitraria de estos dos artículos pretende ser una invitación al público a su lectura y a descubrir nuevos interrogantes. Eso es para mí Conceptual: una referencia obligada en mi formación analítica y a la vez un impulso a seguir investigando diferentes temas.
Muchas gracias.

(*)-Realizado en el Centro Cultural El Mariscal , participaron en esta mesa además de la autora, Fernando Abelenda -fundador de la Biblioteca Analítica Corrientes y docente del Instituo Oscar Masotta y Enrique Acuña -director de Conceptual- (Foto)

[1] Síntesis de la presentación realizada en Corrientes el día 10/11/07

[2] Alemán, Fátima: Anorexia y escritura. En revista Conceptual, año 7, nº 8, 2007, pág. 28

[3] Alemán, Fátima. Ïdem, pag. 28

[4] Martínez, L. y Lifschitz, D: La pasión del jugador. Una apuesta, una espera. En revista Conceptual, año 7, nº 8, 2007, pág. 101.

viernes, 1 de febrero de 2008

Panorama desde el puente



Editorial del numero 14 del Boletin EL PUENTE
mayo 2007

En el momento de comenzar las clases de este año del Centro de Investigación y Docencia Corrientes-Chaco, a partir un exhaustivo programa de dos años de duración basado en el Seminario La angustia de Jacques Lacan valen algunas observaciones.


Presentar como tema de enseñanza a la angustia es
sostener la validez de la misma en la clínica. La angustia,
entre otras definiciones que Lacan da en dicho seminario,
es un afecto, es un signo del deseo, es una señal de
lo real, por lo tanto puede ser clave para escuchar la
demanda de un sujeto en la clínica. Pero también hablar
de angustia -estudiar, investigar- es posicionar a los analistas
frente a las manifestaciones actuales de ese afecto,
escucharlo en los diferentes síntomas del presente -y
también estudiar cómo se presentaba en la victoriana
época de Freud. Inclusive el programa nos invita a ir más
allá, a las certidumbres y preguntas que la filosofía construyó
al respecto y cómo la abordan las psicoterapias en
el presente.


Sin embargo, como analistas, no puede faltar la pregunta
sobre la función del analista en la cura, en este
caso la angustia de los analistas en la clínica, tal como
Lacan la plantea, por ejemplo, en El triunfo de la religión,
de reciente edición)

Uno de los motivos por los cuales el psicoanálisis es
burdamente criticado porque es, justamente, una disciplina
capaz de armar un programa de estudio serio sobre
la angustia, y no un "programa de reeducación clínico"
para todos - o programa de adaptación del sujeto - que
cuenta con el beneplácito de las prepagas y que es
supuestamente objetivable con tests de evaluación.

Un programa de estudio sobre la angustia, sobre la
inefable e inevitable angustia, sin los eufemismos que
tanto complacen a los sentidos, ya sean sensoriales (los
provenientes de la conciencia y promovidos por las llamadas
terapias alternativas, la autoayuda), sean religiosos
(insisto con la lectura de El triunfo de la religión) o de
las psicoterapias, como las TCC (leer un artículo de Germán
García, El psicoanálisis y las terapias milagrosas, en
la web de la Fundación Descartes) que se adscriben a
cierto discurso científico, al discurso científico conveniente,
el que no tiene en cuenta que la ciencia ha descubierto
el principio de incertidumbre en ella misma
(Ricardo Forster, Observatorio Siglo XXI).


La clínica psicoanalítica ofrece un dispositivo para esa
inefable angustia y sostiene una escucha que, muy posiblemente,
aportará un saber al sujeto sobre ese sin-sentido,
un saber que no lo puede transferir a otro, un saber
sobre, seguramente, el goce de sus síntomas y de su
modo de vivir.


Esa imposibilidad de transferir ese saber
a otro es lo que llamamos la clínica de lo singular y es lo
que diferencia al psicoanálisis de otras psicoterapias.
Por ello mismo el psicoanálisis es criticado, por vérselas
con ese sufrimiento humano, al que Lacan llamó
goce, que no puede entrar en los standars de evaluación
(tests preconcebidos para dejarlo afuera) aunque ingrese
bajo la forma de fracaso del tratamiento por los psicofármacos.

Decimos que no puede ser evaluado porque se
trata de algo que no entra en la dialéctica de la relación
intersubjetiva como elemento significante, sino como eso
del Uno de cada sujeto, y que por eso mismo no hay sujeto
que no lo habite.

A mi modo de ver, no se trata que las otras terapias no
lo concozcan, insisto, les retorna en su clínica como fracaso
por retorno del síntoma, o como adicción al psicofármaco
o como efectos indeseables o inoperancia de los
psicofármacos. Se trata de otra ética frente al que
demanda una cura.

La ética del psicoanálisis es la que dice que el sujeto
no ceda en su deseo y que el analista no ponga en juego
su saber para evitar los atrapamientos imaginarios–
milagrosos – de la cura y que el sujeto sea conducido a
lo real de su síntoma. Se trata de una eficacia pero no de
la del mercado precisamente.

Luis Polo