martes, 28 de octubre de 2008

JORNADAS ANUALES del C.I.D. -programa-


INSTITUTO OSCAR MASOTTA

Auspiciado por el Instittu du Champ Freudien y por el Departamento de Psicoanálsis de la Universidad París-VIII

Presidente Jacques-Alain Miller.


JORNADAS ANUALES DEL C.I.D. CORRIENTES-CHACO


LA ANGUSTIA Y EL DESEO




Auspiciada por: Centro Descartes, Asociación de Psicoanálisis de La Plata, Delegación Posadas del I.O.M., Dirección de Salud Mental de la Provincia del Chaco, Dirección de Salud Mental de la Provincia de Corrientes, Hospital de Salud Mental San Francisco de Asís y Fundación Litoral.


7 de noviembre

Sede: Universidad Católica de Salta-Instituto Semper

Moreno 1754 - Corrientes


19.00 horas - Inscripción


20.00 horas - Mesa Redonda: La angustia como signo del deseo. Carla Molina y Julián Barreda. Coordinador: Fernando Abelenda


21.00 horas – Mesa Redonda: La angustia como señal de lo Real. Emilio Fernández y Ariel Scherman. Coordinadora: María J. Roca


22.00 horas – Enrique Acuña (Director del CID Corrientes-Chaco) Conferencia: El tiempo circular de la repetición y el otro.

8 de noviembre

Sede: Hospital de Salud Mental San Francisco de Asís

Sargento Cabral y Velez Sarfield - Corrientes


9.00 horas - Presentación de enfermos, Enrique Acuña (*)


10.30 horas – Mesa Redonda: El objeto agalma y el objeto palea. José Chaín, Damián Leikis y Laura López Urdapilleta. Coordinador Luis Polo


11.30 horas - Presentación de Conceptual. Estudios de psicoanálisis, publicación de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata. Christian Gomez, Valeria Árnica y María I. D'Andrea. Coordinador: Areil Scherman


12.30 horas - Mesa de cierre: Enrique Acuña, María J. Roca, Fernando Abelenda y Luis Polo. coordinador: José Chaín


(*) (La presentación de enfermos es una actividad cerrada a alumnos inscriptos en el seminario clinico del IOM)


Arancel: $ 20.- Estudiantes: $ 15.- Se entregan certificados de asistencia.


Informes :


Córdoba 1131 – Corrientes –

Tel. (03783) 43-4143

y (03722) 15657064


miércoles, 22 de octubre de 2008

Oscar Masotta y el peronismo -reportaje a Germán García -


Para leer a Oscar Masotta
REPORTAJE A GERMAN GARCIA
en revista DEBATES

La reciente reedición de dos textos clave del escritor y ensayista Oscar Masotta -Sexo y traición en Roberto Arlt e Introducción a la lectura de Jacques Lacan- permite reflexionar sobre la importancia de su obra con su discípulo y amigo, el psicoanalista y escritor Germán García.
Hubo un tiempo en que el peronismo, el marxismo de Jean-Paul Sartre, el estructuralismo francés y el pop-art estadounidense se dieron agitada cita en Buenos Aires.

También emergió de ahí la hoy extensa presencia de la obra de Jacques Lacan, gracias primero a Oscar Masotta (1930-1970), uno de los intelectuales clave en la configuración cultural argentina de la segunda mitad del siglo veinte.

Fundador de las revistas Cuestiones de filosofía junto a Eliseo Verón desde la carrera de Filosofía (en la que no se licenció), y de la legendaria Contorno junto a los hermanos David e Ismael Viñas, León Rozitchner, Juan José Sebreli, Carlos Correas y otros, Masotta refirma hoy su actualidad con la doble reedición que hizo Eterna Cadencia de Sexo y traición en Roberto Arlt (1965) e Introducción a la lectura de Jacques Lacan, libro hecho en 1970 con el curso que el autor había dado en el Instituto Di Tella por entonces.

Uno de sus discípulos-compañeros con los que fundó la Escuela Freudiana de Buenos Aires en 1974, Germán García
-que desde el retorno democrático promueve ediciones y actividades sobre el rol determinante de Masotta en el psicoanálisis en castellano, y es hoy uno de los lacanianos de mayor renombre en el país-, prologó Introducción... y compartió con Debate sus recuerdos y reflexiones.

¿Cómo fue evolucionando la relación de Masotta con el peronismo?
En un libro suyo que se llama Conciencia y estructura (1968) escribe el texto “Sur o el antiperonismo”, Masotta analiza allí un número donde esa revista exalta la llamada revolución libertadora. Ahí dice que los ilustrados, sean de derecha o izquierda, siempre consideran que tienen que educar al pueblo y entonces creen que tienen que, bajo esa consigna, juntarse todos. Por otro lado, que yo sepa él tuvo relación con una revista fundada por Rodolfo Puiggrós, que había pasado del comunismo al peronismo.

La visión de Masotta era que por un lado estaba el polo liberal, la revista Sur, el diario La Nación, por el otro estaba el PC, que creía en la educación de las masas, y estaba el peronismo. Frente a eso, como decía Carlos Correas, ellos eran “anti-antiperonistas”, o sea, prudentemente distantes del antiperonismo. Masotta tenía la pretensión de ser de izquierda, pero en un sentido metodológico.

Seguía mucho a Sartre y el marxismo parecía el horizonte metodológico de la época, el horizonte epistémico. Pero es más interesante ver qué es lo que Masotta hacía, no lo que decía. Antes del golpe de Onganía intentó con una gente de arquitectura hacer un departamento de Semiótica en la Universidad. Iba a funcionar donde ahora está el Rojas. Subió Onganía y quedó en la nada. Entonces él se va al exterior y le manda una carta a Jorge Romero Brest.

Quiere convencerlo de hacer un departamento en el Instituto Di Tella sobre investigaciones semióticas, artísticas, etcétera. Es decir, se desplaza hacia el costado, se desarrolla una cultura en los espacios sociales externos a la Universidad, lo que de manera exagerada Pacho O’Donnell llamó la cultura de las catacumbas. La universidad se vuelve anacrónica de repente, precisamente luego del golpe, porque Onganía la vació y se metieron los católicos.

Entonces la gente empieza a circular por otros lados, comienza el furor de los grupos de estudio, había mucha gente aparte de Masotta: Raúl Sciarreta, León Rozitchner. Toda esa gente hacía grupos en su casa y cada uno tenía gran cantidad de alumnos. Por entonces también empiezan a surgir editoriales que rompen la hegemonía de las clásicas, que eran Sudamericana y Emecé. Aparece De la Flor, Jorge Álvarez, y aparece el mundo del rock nacional.

La Argentina empieza como a aggiornarse tanto a tono con corrientes europeas de corte intelectual como norteamericanas más de corte artístico: los happenings, el arte pop. Masotta está en el centro de ese cruce. Formado como intelectual a la francesa, su interés en el arte tenía que ver con Estados Unidos.


¿Estaba entre Estados Unidos, Francia y Juan Perón?
Bueno, él prologó Las patas en la fuente, de Leónidas Lamborghini, y también le gustaba mucho La hora de los hornos. Además, Masotta era maestro y lo habían echado de la escuela porque cuando cayó Perón se le ocurrió hacer un ejercicio, les había dado a los chicos una consigna para ver qué escribían: “Dios o Perón”. Pero él siempre fue sartreano, estaba en una veta populista y anticolonialista, que no era exactamente marxista. Aquí en la Argentina era la llamada nueva izquierda (Juan Carlos Portantiero, Héctor Schmucler, “Pancho” Aricó, la gente de la revista Pasado y presente en Córdoba).
Eran gramscianos que no querían esperar que la clase obrera adoptara conciencia plena de sí misma, sino disputar la cultura de masas. Entonces, inevitablemente, iban a terminar mezclándose con el peronismo.

¿Se puede pensar, desde la idea sartreana de libertad y determinación del sujeto, que el peronismo era la “fatalidad” de la clase obrera que había que aceptar para poder desde ahí impulsar un algo distinto?

Un amigo dice que peronismo es sentir que uno es peronista, es decir que, como diría Laclau, es un término flotante, y adquiere distintas configuraciones. Como sartreano, Masotta tenía una perspectiva populista, en el sentido de que en vez de seguir una ontología de clase (“obreros” y “burgueses” como únicas categorías ordenadoras), pensaba en configuraciones sociales variables. Creo que el peronismo era el movimiento de un país desfavorecido en el mundo que quería situarse mejor. Perón era ante todo un nacionalista pragmático, creo que Masotta lo entendía así.

¿Cómo cree que lo que hubiera de marxismo en Masotta articulaba con el arte pop y los happenings del Di Tella?

Hay que diferenciar una escalada: compromiso, vanguardia y militancia. La relación entre la vanguardia y la militancia de izquierda fue siempre conflictiva en todos lados. Había muchos militantes, por supuesto, que decían que Masotta era un tilingo, lo tachaban de cínico, pero es la cuestión de las vanguardias. Ser políticamente progresista no implica ser culturalmente progresista, ni viceversa, como lo ejemplifica Borges.

Pero Masotta aprende que lo que uno piensa no tiene importancia frente a lo que uno hace. En aquel momento nadie se había atrevido a disputarle la organización de los psicoanalistas a la APA (Asociación Psicoanálitica Argentina), que, fundada en 1942, había establecido que sólo los médicos podían ser psicoanalistas, condición que Freud no había puesto nunca. Después de caído Perón, se arma la carrera de Psicología, pero los psicólogos no podían hacer psicoanálisis. Masotta descubre esta masa crítica, y se convierte en el jefe de los psicólogos. Va, da tres clases en la Facultad y detrás de él se fueron a estudiar cuatrocientas personas en sus grupos de estudio. En sucesivas intervenciones críticas, comienza a desautorizar a la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional) y a autorizar a los psicólogos.

Ese proceso es el que deriva años más tarde (bajo el gobierno de Alfonsín) en la autorización oficial a que los psicólogos practiquen psicoanálisis, que no es una práctica médica, porque el analista no hace recetas, conversa. Masotta produjo un hecho político serio en la cultura argentina, que llegó a cambiar la ley, entonces las acusaciones de esnobisno caen. El lacanianismo no es sólo una teoría más, porque si uno es foucaultiano o derridiano, con eso hace papers. Pero si sos lacaniano hacés una práctica social, la clínica.

Respecto de estas reediciones, ¿con qué novedades se encuentra este material con relación al contexto de las apariciones originales?
Hay una cuestión bastante interesante porque la crítica literaria está en un estado calamitoso, los modelos críticos fundados a partir del estructuralismo no corren más. Hoy, la crítica es una especie de poesía, no hay un método. Un libro como Sexo y traición…, que es un libro sugerente, con ideas, si hubiera un modelo crítico establecido se le podría criticar la falta de método analítico, ese vaivén entre Arlt y cosas medio confesionales de lo que a Masotta le pasa con Arlt, pero hoy no es tan fácil. A nuevo contexto nuevo sentido y a nuevos lectores, con efectos incalculables.
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miércoles, 8 de octubre de 2008

Entrevista a J.-A.Miller sobre el amor


Psychologies Magazine, octobre 2008, n° 278

Entrevista a Jacques-Alain Miller. Psicoanalista

Por Hanna Waar
















"Amamos a aquel que responde a nuestra pregunta: ¿Quién soy yo?"

"Hijo espiritual" de Jacques Lacan, Jacques-Alain Miller explora a su vez la cuestión del amor que el padre del pensamiento psicoanalítico contemporáneo evocaba en 1973, en uno de sus más famosos seminarios "Aún" en El Seminario, vol XX (Seuil, "Essais", 1999). Es igualmente el fundador de la Escuela de la Causa Freudiana. Ultima obra aparecida Le secret des dieux (Navarin editores, 2005)

"Amamos a la persona que protege, o una imagen narcisista de uno mismo".


El amor se dirige a aquel que, pensamos, conoce nuestra verdad y nos ayuda a encontrarla soportable, explica Jacques-Alain Miller. Mirada de un psicoanalista sobre esta cuestión fundamental.

* * *

Psicologías: ¿El psicoanálisis enseña algo sobre el amor?

Jacques-Alain Miller: Mucho, pues es una experiencia cuyo resorte es el amor. Se trata de ese amor automático, y a menudo inconsciente, que el analizante dirige al analista, y que se llama la transferencia. Es un amor artificial, pero de la misma estofa que el amor verdadero. Saca a la luz su mecánica: el amor se dirige a aquel que usted piensa que conoce vuestra verdad verdadera. Pero el amor permite imaginar que esta verdad será amable, agradable, mientras que de hecho es muy difícil de soportar.


P.: ¿Entonces, qué es verdaderamente amar?

J-A Miller: Amar verdaderamente a alguien es creer que amándolo, se accederá a una verdad sobre sí mismo. Amamos a aquel o a aquella que esconde la respuesta, o una respuesta a nuestra pregunta: "¿Quién soy yo?"


P.: ¿Por qué algunos saben amar y otros no?

J-A Miller: Algunos saben provocar el amor en el otro, los serial lovers, si puedo decirlo, hombres y mujeres. Saben qué botones apretar para hacerse amar. Pero ellos no aman necesariamente, juegan más bien al gato y al ratón con sus presas. Para amar, hay que confesar su falta, y reconocer que se necesita al otro, que le falta. Aquellos que creen estar completos solos, o quieren estarlo, no saben amar. Y a veces, lo constatan dolorosamente. Manipulan, tiran de los hilos, pero no conocen del amor ni el riesgo ni las delicias.


P.: "Estar completo solo": solo un hombre puede creer eso…

J-A Miller: ¡Bien dicho! Amar, decía Lacan es dar lo que no se tiene. Lo que quiere decir: amar, es reconocer su falta y darla al otro, ubicarla en el otro. No es dar lo que se posee, bienes, regalos, es dar algo que no se posee, que va más allá de sí mismo. Para eso, hay que asumir su falta, su "castración", como decía Freud. Y esto, es esencialmente femenino. Solo se ama verdaderamente a partir de una posición femenina. Amar feminiza. Por eso el amor es siempre un poco cómico en un hombre. Pero si se deja intimidar por el ridículo, es que en realidad, no está muy seguro de su virilidad.


P.: ¿Sería más difícil amar para los hombres?

J-A Miller: ¡Oh sí! Incluso un hombre enamorado tiene retornos de orgullo, lo asalta la agresividad contra el objeto de su amor, porque este amor lo pone en una posición de incompletad, de dependencia. Por ello puede desear a mujeres que no ama, para reencontrar la posición viril que él pone en suspenso cuando ama. Freud llama a este principio la "degradación de la vida amorosa" en el hombre: la escisión del amor y del deseo.


P.: ¿Y en las mujeres?

J-A Miller: Es menos habitual. En el caso más frecuente, hay desdoblamiento del partenaire masculino. De un lado, está el amante que las hace gozar y que desean, pero está también el hombre del amor, que está feminizado profundamente castrado. Solo que no es la anatomía la que comanda: hay mujeres que adoptan una posición masculina, incluso las hay cada vez más. Un hombre para el amor, en la casa, y hombres para el goce, que se encuentran en Internet, en la calle, o en el tren…


P.: ¿Por qué cada vez más?

J-A Miller: Los estereotipos socioculturales de la feminidad y de la virilidad están en plena mutación. Los hombres son invitados a alojar sus emociones, a amar, a feminizarse; las mujeres conocen por el contrario un cierto "empuje al hombre": en nombre de la igualdad jurídica, se ven conducidas a repetir "yo también". Al mismo tiempo, los homosexuales reivindican los derechos y los símbolos de los héteros, como el matrimonio y la filiación. De allí que hay una gran inestabilidad de los roles, una fluidez generalizada del teatro del amor, que contrasta con la fijeza de antaño. El amor se vuelve "líquido" constata el sociólogo Zygmunt Bauman(1). Cada uno es conducido a inventar su propio "estilo de vida", y a asumir su modo de gozar y de amar. Los escenarios tradicionales caen en lento desuso. La presión social para adecuarse a ello no ha desaparecido, pero es baja.


P.: "El amor siempre es recíproco", decía Lacan. ¿Aún es verdadero en el contexto actual? ¿Qué significa eso?

J-A Miller: Se repite esta frase sin comprenderla, o se la comprende de través. No quiere decir que basta con amar a alguien para que él lo ame. Eso sería absurdo. Quiere decir: "Si yo te amo, es que tú eres amable. Soy yo quien ama, pero tú, tú también estas implicado, puesto que hay en ti algo que hace que te ame. Es recíproco porque hay un ir y venir: el amor que tengo por ti es el efecto de retorno de la causa de amor que tú eres para mí. Por lo tanto, algo tú tienes que ver. Mi amor por ti no es solo asunto mío, sino también tuyo. Mi amor dice algo de ti que quizá tú mismo no conozcas." Esto no asegura en absoluto que al amor de uno responderá el amor del otro: cuando eso se produce siempre es del orden del milagro, no se puede calcular por anticipado.


P.: No se encuentra a su cada uno o cada una por azar. ¿Por qué él? ¿Por qué ella?

J-A Miller: Existe lo que Freud llama Liebsbedingung, la condición de amor, la causa del deseo. Es un rasgo particular – o un conjunto de rasgos- que tiene en cada uno una función determinante en la elección amorosa. Esto escapa totalmente a las neurociencias, porque es propio de cada uno, tiene que ver con la historia singular e íntima. Rasgos a veces ínfimos están en juego. Freud, por ejemplo, había señalado como causa del deseo en uno de sus pacientes ¡un brillo de luz en la nariz de una mujer!


P.: Nos es difícil creer en un amor fundado sobre esas naderías.

J-A Miller: La realidad del inconciente supera a la ficción. Usted no tiene idea de todo lo que se funda, en la vida humana, y especialmente en el amor, en bagatelas, cabezas de alfiler, "divinos detalles". Es verdad que es sobretodo en el macho que encontramos tales causas del deseo, que son como fetiches cuya presencia es indispensable para desencadenar el proceso amoroso. Particularidades nimias, que recuerdan al padre, la madre, el hermano, la hermana, tal personaje de la infancia, juegan también su papel en la elección amorosa de las mujeres. Pero la forma femenina del amor es más erotómana que fetichista: quieren ser amadas, y el interés, el amor que se les manifiesta, o que suponen en el otro, es a menudo una condición sine qua non para desencadenar su amor, o al menos su consentimiento. El fenómeno está en la base de la conquista masculina.


P.: ¿Usted no le adjudica ningún papel a los fantasmas?

J-A Miller: En las mujeres, sean conscientes o inconscientes, son determinantes para la posición de goce más que para la elección amorosa. Y es a la inversa para los hombres. Por ejemplo, ocurre que una mujer no pueda obtener el goce – digamos el orgasmo – sino a condición de imaginarse a sí misma durante el acto, siendo golpeada, violada, o siendo otra mujer, o incluso estando en otra parte, ausente.


P.: ¿Y el fantasma masculino?

J-A Miller: Está muy en evidencia en el enamoramiento. El ejemplo clásico, comentado por Lacan, está en la novela de Goethe (2), la súbita pasión del joven Werther por Charlotte, en el momento en que la ve por primera vez, alimentando a un grupo de niños que la rodea. Aquí es la cualidad maternal de la mujer lo que desencadena el amor. Otro ejemplo, tomado de mi práctica, es este: un jefe en la cincuentena recibe candidatas en un puesto de secretaria; una joven mujer de 20 años se presenta; le desencadena inmediatamente su fuego. Se pregunta lo que le pasó, entra en análisis. Allí descubre el desencadenante: encontró en ella rasgos que le evocaban lo que él mismo era a los 20 años, cuando se presentó a su primera solicitud de trabajo, de algún modo se enamoró de sí mismo.


P.: ¡Se tiene la impresión de que somos marionetas!

J-A Miller: No, entre tal hombre y tal mujer, nada está escrito por anticipado, no hay brújula, no hay relación preestablecida. Su encuentro no está programado como el del espermatozoide y el del óvulo; nada que ver tampoco con los genes. Los hombres y las mujeres hablan, viven en un mundo de discurso, es eso lo que es determinante. Las modalidades del amor son ultrasensibles a la cultura ambiente. Cada civilización se distingue por el modo en que estructura su relación entre los sexos. Ahora, ocurre que en occidente, en nuestras sociedades, a la vez liberales mercantiles y jurídicas, lo "múltiple" está en camino de destronar el "uno". El modelo ideal de "gran amor para toda la vida" cede poco a poco el terreno ante el speed dating, el speed living y toda una profusión de escenarios amorosos alternativos, sucesivos, incluso simultáneos.


P.: ¿Y el amor en su duración?, ¿en la eternidad?

J-A Miller: Balzac decía: "Toda pasión que no se crea eterna es repugnante".(3) ¿Pero el vínculo puede mantenerse toda la vida en el registro de la pasión? Cuanto más un hombre se consagra a una sola mujer, más ella tiende a tomar para él una significación maternal: tanto más sublime e intocable cuanto más amada. Son los homosexuales casados lo que desarrollan mejor este culto de la mujer: Aragon canta su amor por Elsa: cuando muere, ¡buen día a los muchachos! Y cuando una mujer se apega a un solo hombre, lo castra. Por lo tanto, el camino es estrecho. El mejor destino del amor conyugal es la amistad, decía en esencia Aristóteles.


P.: El problema, es que los hombres dicen no comprender lo que quieren las mujeres, y las mujeres, lo que los hombres esperan de ellas…

J-A Miller: Sí. Lo que es una objeción a la solución aristotélica, es que el diálogo de un sexo con el otro es imposible, suspiraba Lacan. Los enamorados están de hecho condenados a aprender indefinidamente la lengua del otro, a tientas, buscando las claves, siempre revocables. El amor, es un laberinto de malentendidos cuya salida no existe.


Entrevista realizada por HW


1) Zigmunt Bauman, El amor líquido, de la fragilidad de los lazos entre los hombres

2) Los sufrimientos del joven Werther de Goethe

3) Honorato de Balzac en La Comedia humana, vol VI "Estudios de las costumbres: escenas de la vida parisina"

Traducción: Silvia Baudini

from [nel-debates]

martes, 7 de octubre de 2008

Muestra artistica en Recoleta




Puentecircuitos

en el Centro Cultural Recoleta

Puentecircuitos es el nombre de la muestra que se inaugura el próximo 7 de octubre a las 19 hs en las salas I y II del Centro Cultural Recoleta, Junín 1930. Se trata de la segunda edición de la exposición "Buenos Aires – Corrientes" que reúne a varios artistas contemporáneos de las dos provincias.

Puentecircuitos es un proyecto que propone un espacio de intercambio y vinculo entre artistas de diversas provincias. La muestra permite, a partir de experiencias estéticas generadas en distintos puntos del país, establecer un diálogo que apueste a la construcción de nuevas redes interculturales.

Los artistas seleccionados son: Livio Giordano, Constanza Martínez, Julián Terán, Ana Mainar de Buenos Aires, y Richar de Itatí, Hada Irastorza, Leo Almada y Mati Obregón de la provincia de Corrientes.

La muestra estará curada por Máximo Jacoby, curador del Espacio de Arte del C. C. Ricardo Rojas y la coordinación general, como la idea del proyecto, estarán a cargo de Marcelo Ferreyra de Gestión Del Tercer Milenio con la colaboración de las gestoras culturales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero; Mariana Heredia, Evelyn Márquez y Rocío Nattero.



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