martes, 20 de julio de 2010

Ecos de las II Jornadas del Litoral



Política y retórica
Notas sobre las II Jornadas del Litoral -Hacia el Bicentenario-:
El síntoma en la teoría psicoanalítica.

Por Christian Gómez



Breve reseña

El día sábado 29 de mayo se llevaron a cabo las II Jornadas del Litoral organizadas por la delegación Paraná, el C.I.D. Corrientes-Chaco y la delegación Posadas del Instituto Oscar Masotta. La cita fue esta vez en la ciudad de Corrientes y significó la continuidad del trabajo que empezó en Posadas un año antes y continuará en Paraná en el 2011.
Presentaron trabajos Damián Leikis, Ariel Scherman y Carla Molina (C.I.D. Corrientes-Chaco), Claudia Espínola, Lorena Danieluk y Christian Gómez (delegación Posadas) y Marcela Romero y Cecilia Poggio (delegación Paraná). La apertura correspondió a Fernando Abelenda (C.I.D. Corrientes-Chaco) y la mesa de conclusiones y propuestas contó con la presencia de Luis Polo (C.I.D. Corrientes-Chaco), Christian Gómez y Marcela Romero. Las mesas organizadas giraron en torno al síntoma en la teoría freudiana, las nuevas-viejas formas del síntoma y el síntoma y el sinthome.
Hasta aquí la reseña. El interés de estas notas tiene que ver mas bien con retomar el debate que, bajo la forma de un foro propuesto por Enrique Acuña, iniciáramos con anterioridad a las jornadas y que, creo, debe continuar.


Política

¿Cuales son las coyunturas que hacen posible la recepción del psicoanálisis en la región?
Según Germán García (La entrada del psicoanálisis en la Argentina) hay obstáculos y perspectivas que pueden historizarse en tanto acontecimientos del discurso y que encuentra como intentos de asimilación del psicoanálisis en su entrada a la Argentina en ocasión de los festejos del centenario de la revolución de mayo.

Una hipótesis posible para la investigación es pensar que esas coyunturas son las que ahora encontramos en ciudades como Posadas, Paraná, Resistencia o Corrientes: es sabido que se lee a freud y a Jacques Lacan en ámbitos inherentes a la salud pública o la universidad y que ello constituye un ámbito de recepción sin las consecuencias institucionales que hacen a la autorización del analista. Incluso quienes formamos parte del IOM en calidad de docentes circulamos por estos lugares lo cual hace pensar en la cuestión murcíelago de la que hablara Jacques Lacan. O bien en el analista vestido de prestador al que hace referencia Enrique Acuña en Dialéctica del perjudicado y el prestador.
La presencia del IOM en nuestras ciudades hizo- o debería hacer- posible la organización del psicoanálisis en función de una red que resta fuerza al rasgo local del lugar y a la cristalización de aparatos con funcionamiento cerrado que se valen de supuestos prestigios que no valen como moneda de cambio mas allá de la delimitación del territorio.
Teniendo en cuenta esto último es que considero que el programa de tres años que se está llevando a cabo y que funda las Jornadas del Litoral es una política del psicoanálisis en la región pero también teniendo en cuenta las jornadas del NOA que ya llevan varios años ininterrumpidos y las jornadas patagonicas de próxima realización. Es decir que no solo no se trata de una delimitación geográfica sino mas bien de las consecuencias de la expansión que supone la presencia del instituto en todas las provincias del país. ¿Sabremos estar a la altura de esta coyutura? La respuesta ya es, en este caso, singular. No hay, creo que aprendí, enunciación colectiva.


Retórica

Quedó picando en la lluviosa mañana correntina la cuestión de la participación del psicoanálisis y de los psicoanalistas en los debates actuales en el campo de la salud y de la cultura. Recordé entonces haber leido en alguna oportunidad en forma conjunta dos libros que tienen el mismo nombre: Psicoanálisis y salud mental pero cuyos autores sostienen posiciones radicalmete opuestas: Emiliano Galende desde la antipsiquiatría se interesa mas en los aportes del psicoanálisis al campo de la salud mental mientras que Eric Laurent propone mas bien la existencia del psicoanálisis en ese campo en tanto lo subvierte. Se trata de introducir la hipótesis del inconciente en un campo hoy mas dispuesto a las fascinaciones de las reediciones de los dsm. Uno habla desde el campo de la salud, el otro desde el psicoanálisis.

Considero, es una conjetura, que el IOM tiene que ser la instancia discursiva desde donde se renueve la presencia del psicoanálisis y su lugar en los circuitos locales a partir del estudio y la investigación de los temas cruciales que hacen al psicoanálisis en la actualidad. Episteme, clínica y política; los tres ejes propuestos por Jacques-Alain Miller y que orientan nuestro programa conducen a localizar, cada vez, la retórica conveniente en relación al otro de la ciudad.


Hacia Paraná

El tiempo conduce indefectiblemente hacia la próxima cita. Paraná asoma en el horizonte. Mi propuesta es mantener viva la conversación emprendida y que nos permitió estar atentos a las circunstancias actuales evitanto que las jornadas se conviertan en un simple automatismo.

Posadas, junio de 2010







Pensando el síntoma, formando analistas.

por Pamela Peltzer


El pasado veintinueve de mayo se llevaron a cabo, en la ciudad de Corrientes, las II Jornadas del Litoral del Instituto Oscar Masotta. El tema central fue el concepto de síntoma pensado desde tres ejes: político, epistémico y clínico.

Freud definió al síntoma como una formación de compromiso, otorgándole así un estatuto distinto y novedoso. A partir de este eje epistémico y de los aportes lacanianos, los trabajos presentados fueron delineando la definición de síntoma.

Desde el eje político, y a través de las diferentes presentaciones, se trabajó la autoridad del síntoma en la cura psicoanalítica, su dimensión ética, y su relación con el lugar del analista.

Desde el eje clínico, y articulado con las mesas anteriores, se pudo mostrar cómo en el síntoma se juega lo más propio de cada sujeto, siendo este rasgo lo que lleva a pensar la clínica psicoanalítica desde y a partir del Uno por Uno.

Estas jornadas facilitaron, a psicoanalistas de diferentes provincias del interior del país (Chaco, Corrientes, Misiones y Entre Ríos) pensar su práctica, realizar un recorrido desde la formación de compromiso freudiana, e intentar elucidar, con los aportes lacanianos, la cara más real del síntoma, para concluir que si bien cada lugar imprime su propia marca en la manera de pensar y de formarse en psicoanálisis, son los momentos donde la diferencia se pone en evidencia, los que muestran que lo que sostiene la práctica en cada lugar es el saber-hacer con ella.

El efecto del trabajo realizado en las jornadas es pensar en la necesidad de trabajar para que en las ciudades se formen analistas, lo que permitiría garantizar dos cuestiones: una de ellas tendría que ver con la diferencia y el poder hacer con ella; y la segunda, con dar lugar a la singularidad de cada uno de los analistas.

Estas jornadas permitieron: pensar el concepto de síntoma desde lo más general hasta la particularidad de un caso, el tema de la transmisión y formación que realizan desde su lugar aquellos que forman parte del Instituto Oscar Masotta, y permitir renovar la apuesta (iniciada el año anterior) de seguir en la realización de próximas jornadas, como las que el año que viene se llevarán a cabo en la ciudad de Paraná.

Pamela Peltzer.
IOM Delegación Paraná

martes, 6 de julio de 2010

II JORNADAS DEL LITORAL: "El padecer-ser" -por Carla Molinas


El padecer-ser: del síntoma de Freud al sinthome de Lacan

Por Carla Molinas

Para pensar este pasaje del síntoma al sinthome que hace Lacan , se me ocurrió partir de la nominación que hacia Freud en relación a los síntomas, en donde clínicamente estos elementos del padecer y motivos muchas veces de la consulta aparecen en el sujeto como actos perjudiciales o, al menos, inútiles para la vida en su conjunto; presentando, a su vez, la peculiaridad de ser involuntarios, provocando displacer o sufrimiento. Y a lo cual agregaba que si la formación de síntomas era extensa, estos dos costos puedan traer como consecuencia un extraordinario empobrecimiento de la persona en cuanto a energía anímica disponible y, por tanto, su parálisis para todas las tareas importantes de la vida; para lo cual el sujeto necesitarìa combatirlos.


Esta advertencia permitiría, quizás, pensar en un cierto desgaste en el cuerpo para Freud a raíz de estos síntomas mientras en Lacan se podría pensar como lo que pone al cuerpo a funcionar; a partir de los significantes.

Esta producción genera un tipo de relación a solas que el sujeto tendrá con su cuerpo no del todo significantizado. No del todo entendible, donde la sensación de extrañeza se hará presente y en donde tal vez no pueda dar con un sentido pleno, acerca de lo que le ocurre.


En la clase 4 del seminario 23 “El Sínthoma” Lacan se refiere al cuerpo como piel que retiene en su bolsa un montón de órganos que lo sentimos. Y agrega…”No tengo necesidad de decir más: la sentil-mentalidad propia del parlêtre, la mentalidad en tanto que, puesto que la siente, siente su fardo, la mientalidad en tanto que él miente: es un hecho. ¿Qué es un hecho? Es justamente él quien lo hace. No hay hecho más que por el hecho de que el parl'être lo diga. No hay otros hechos que aquellos que el parl'être reconoce como tales diciéndolos. No hay hechos más que de artificios. Y es un hecho que él miente, es decir que instaura en el reconocimiento falsos hechos, esto porque tiene la mentalidad, es decir el amor propio. Este es el principio de la imaginación. El adora su cuerpo. Lo adora porque cree que lo tiene. En realidad no lo tiene, pero su cuerpo es su única consistencia - mental, por supuesto. ¡Su cuerpo abandona el campo a todo instante!

Únicamente porque allí cree, tener un cuerpo para adorar: ésta es la raíz de lo Imaginario.


Continúa, Es lo sexual lo que miente ahí dentro por contarse demasiado, a falta de la abstracción imaginaria lo reduce a la consistencia. Pues lo concreto, lo único que conocemos, es siempre la adoración sexual, es decir la equivocación (méprise), dicho de otro modo el desprecio (mépris).


Así se ve a los sujetos que consultan por el valor que asignan a su persona, a su nombre en mas o menos,hablando de la poca seguridad de si mismo,de problemas que le generan la autoestima palabras que parten de un estándar, de ideales sociales, de un discurso amo. La puesta del psicanàlisis serà ir màs allà de estos discursos que hacen hablar y actuar a los sujetos e ir a la espera, al encuentro del sujeto por advenir, que mas allá del enunciado y la enunciación aparecerá como un sujeto enigmático, preguntándose, cuestionándose y sabiendo poco de él. Ì Vemos asì que entre en el enunciado y la enunciación se establece un enigma, que es revelado por ese síntoma que trae al sujeto al análisis. Ahora bien ¿ que es lo que tiene que aparecer allí? en esa espera ¿ que sujeto es el que adviene en esa X, en ese enigma?


Retomando la clase 4 del seminario 23, Lacan habla de Joyce para decir que es el mismo Joyce el que descifrará su propio enigma, pero que este no llega lejos porque cree en todos sus síntomas. Cree en la conciencia increada de su raza. Ulysses es el testimonio de eso por lo cual Joyce queda enraizado en su padre, aún renegándolo; y es precisamente eso lo que es su síntoma. Toda su obra es un largo testimonio de ello.


Lacan avanza diciendo que el sentido resulta de un campo entre lo Imaginario y lo Simbólico, esto va de suyo, seguramente. Porque si pensamos que no hay Otro del Otro, al menos no goce de este Otro del Otro, es preciso que hagamos la sutura en alguna parte, aquí especialmente, entre lo Simbólico que sería ese campo y lo Imaginario que está aquí. Por supuesto, aquí está el objeto a minúscula, la causa del deseo.

El nudo de lo Imaginario y del saber inconsciente, implica que en alguna parte hagamos una costura, todo eso para obtener un sentido, lo que es el objeto de la respuesta del analista a lo expuesto por el analizante a lo largo de su síntoma. Cuando hacemos esta costura, al mismo tiempo hacemos otra, ésta, aquí, entre, precisamente, lo que es síntoma y lo Real, es decir que, por algún lado, le enseñamos (...) a coser (episser) (con 2 S), a hacer costura entre su síntoma y lo Real parásito del goce, lo que es carácterístico de nuestra operación.


En la revista conceptual Nº 9 Graciela Musachi escribe un artículo a partir de una pregunta ¿que ocurre con el cuerpo a partir del sinthome?

Comenta que Lacan al terminar el seminario 10 “La Angustia” encuentra que la angustia es el miedo al cuerpo, cuerpo adverso que introduce Freud, aquel con el cual el sujeto tiene una relación.

Cuerpo que siendo lo exterior es al mismo tiempo lo interior, la intimidad del sujeto y que frente a la imposibilidad de situar lo interior y lo exterior se produce unas torsiones donde nos desorientamos, inquietamos y nuestro cuerpo nos resulta adverso, cómplice.


Por otra parte German Garcia en un articulo que escribió para la misma revista “ ¿ Joyce esta loco? Resalta que cuando el sentido se fuga empieza a ser una resonancia del propio cuerpo


Jacques Alain Miller en el “ Partenaire-sintoma” dirà en su conferencia “Del síntoma al sinthome” que Lacan que al pensar en la unión del significante y del goce , pensara en en el sinthome, y todo esto porque que ve que la incidencia del goce sobre el cuerpo que tiene el significante, y , porque, a su vez, esta mas allá del fantasma.

Entonces , es el fantasma lo que està esencialmente ligado al cuerpo mortificado y a este resto de goce que es el a, en esta configuración , mientras, que el sinthome se refiere al cuerpo vivificado, el cuerpo por el significado, el cuerpo en tanto que goza intensamente a consecuencia del significante.


Privilegiar el significante como causa de goce por sobre el significante mortificante es lo que lleva a Lacan pasar del síntoma al sinthome.

Agrega: La pulsión freudiana es la interfaz todavía mítica entre lo psíquico y lo somàtico, mientras que el síntoma lacaniano es la conexión real del significante y del cuerpo.

En el seminario 23 Lacan explica en un clase al que llamo “El porque de mi búsqueda” haciendo referencia a la bùsqueda de un cuarto elemento y la necesidad de su existencia, lo imagina y relaciona con una figura geometrica , anillos enlazados, «anudos borromeos» El nudo Borromeo originariamente consiste en una «cadena de tres, tal que al desatar uno de los anillos de esta cadena los otros dos se deshacen,. Ahora bien, Lacan recurre a esta idea del nudo Borromeo para pensar la relación entre la consistencia de lo imaginario, el agujero en lo simbólico y la existencia de lo real , este ultimo al encontrarse fuera golpea. Y es a partir de esta idea que pensara que si hay un real que si bien insiste, se detiene, y lo hace porque simbólico y lo imaginario resisten, esto permitirà que lo real no avance y no haga estrago. Pero para que esto suceda es necesario que a su vez los otros registros puedan sostenerse, lo cual solo puede ser posible si excite un cuarto elemento que pueda aunar a los tres : sinthome. Ese sìntoma que el sujeto lo presenta y a su vez es representado por èl.


Para finalizar, la realidad del sujeto tal como pensaba Lacan a partir de lo real -simbólico imaginario están enlazados al sinthome y que de alguna manera se dan a conocer en el discurso del sujeto, en esa posición que adopta en su vida, en como desea y sufre sus síntomas, en sus quejas, en sus demandas. Puesto que es el sujeto el que inyecta palabras al cuerpo, a su cuerpo, ya lo convierte en un sujeto de la singularidad.


Carla Molinas.-


Bibliografia:


- Diccionario digital

- Freud, S “Conferencias de introducción al psicoanálisis. Conferencia 23: Los caminos de la formación de síntomas”.O.C.

- Garcia German: “¿ Joyce estaba loco?”,Revista Conceptual nº9, Asociación de Psicoanalisis de La Plata.

- Lacan, J , Seminario 23 “El Sinthoma”: Clase 3 “El porqué de mi busqueda”

- …………………………………………….: Clase 4 “ Verdades primeras”

- Miller, J.-A.: “ Del sìntoma al sinthome”, en El Partenaire-sintoma –ed. Paidos.

- Musachi. G. “¿Què es un cuerpo a partir de un síntoma?”, Revista Conceptual Nº9, Asociación de Psicoanálisis de La Plata.

II JORNADAS DEL LITORAL: El síntoma en Freud y Lacan -por Ariel


EL SINTOMA EN FREUD Y LACAN
por Ariel Scherman

El comentarista del prologo de un libro de Levis Strauss dice que unos indios de una tribu antigua no necesitaron de Freud para darle sentido al mundo.
El descubrimiento Freudiano del síntoma reside por un lado en aquel sentido que habla en el sujeto en lo que Freud llama una formación de compromiso. Pero fundamentalmente, el hallazgo de Freud está ligado a aquello del síntoma del sujeto que no tiene mucho sentido, o que rompe con el sentido común: aquella sexualidad de la que el síntoma es portador.

Freud encuentra en las histéricas, luego de suspender algo de su propio saber para poder escuchar, otra verdad que asoma detrás de cuerpos fallados por una locura que era rechazada por el médico. El cuerpo no será mas el mismo a partir de Freud, no será uno solo, ya que si bien está el organismo y también el cuerpo instrumento que uno porta, el cuerpo inasequible que surge es el cuerpo de los pedazos, las partes que se satisfacen indomesticables, que son efecto de las palabras del Otro que lo modelan y recortan. El síntoma es ese retazo-retoño del cuerpo sexuado, transformado por las palabras, que habla en un idioma incomprendido para el sujeto cuando consulta a un analista.

Kant decía que la sensualidad aparece después que el hombre pervirtió el instinto.
Freud dice que la neurosis es el precio que la raza humana debe pagar a cambio del desarrollo de la cultura al vivir con otros. Hay un malestar que surge al tramitarse la sexualidad dentro de coordenadas simbólicas que preceden al que viene al mundo, al que lo espera el lenguaje que siempre es del Otro. Pero también hay una inercia indestructible del sujeto que lo lleva por caminos que resiste o adscribe con la marca de la negación, y que sin embargo le proveen un plus como satisfacción paradójica (vivida como un padecer) que indemniza al sujeto aun en el síntoma.
En el encuentro pre-freudiano del médico y la histeria, donde esta (designada como loca) abandona los conventos y los exorcistas para poblar hospitales, la demanda aparecía desplazada del lado del médico, que intentaba hacer algo con eso.

El acto de Freud al renunciar a su propia demanda, consistió en anudar al síntoma, como realizado, con la verdad reprimida, la cual se va a desplegar en la cura por la palabra a partir de su deseo de saber más de ella, y el síntoma se irá desplazando revelando su estructura de lenguaje, su entramado significante. Como expresa Guy Clastres, “con su acto, Freud hace entrar la verdad del sujeto en el síntoma como la causa que solo se alcanza por el rodeo de la palabra del Otro”, posibilitando ese discurso que se abre a partir de un nuevo tipo de amor: la transferencia analítica.

Allí es donde puede situarse a partir de la cadena de palabras un síntoma como síntoma analítico (hablaba de transformar la neurosis en neurosis de transferencia en análisis), lo que podría permitir a un sujeto separarse de su demanda para abrir paso al deseo. Con Freud comienza la operación de singularización del sujeto a través del síntoma: como este tiene un mensaje, puede ser interpretable. Se trata, dirá Miller, del síntoma como complemento del Otro de la palabra por mediación del Sujeto Supuesto Saber en el analista o en la transferencia.

Es el develamiento del síntoma como verdad mítica que asoma en él. Al principio Freud decía que esa historia mítica del sujeto estaba poblada de recuerdos encubridores; en la interpretación de los sueños dirá que, luego de desaparecido un recuerdo, lo que queda en su lugar es una fantasía. Se trata, como resalta Enrique Acuña, de esa “función del olvido” que la represión opera, que es también el oráculo de las resistencias al psicoanálisis y a aquella sexualidad que no se subsume en la genitalidad.

Freud descubre que el síntoma encarna esa parte de la experiencia humana que tramita aquello del goce sexual y de la fantasía privada de cada uno, que no se puede decir socialmente, y que al decirlo al Otro del análisis modifica sus términos.
Luego de abandonar la idea de que el principio del placer es lo que rige la experiencia humana por un límite del mismo, el síntoma va a encarnar esa satisfacción del sujeto que no condice con el propio bien añorado en la demanda. Freud con mal gusto para su época (y para todas) decía: los síntomas son la práctica sexual de los neuróticos.

Como resalta Miller, el síntoma es mentira ya que es lo que aparentemente altera o perturba la supuesta desarmonía del sujeto. Es mentira porque lo que transporta como efectos de verdad es que muestra la armonía con otro orden de (lo que parece redundante) la pulsión sexual del sujeto y de la repetición a expensas del yo. El síntoma es armónico con la castración.

Lacan define al síntoma como una verdad que surge en la quiebra o fisura de un saber, o también como una verdad que se hace valer en el descrédito de la razón, teniendo en cuenta que se trata de una verdad que tiene estructura de ficción.

Retoma fundamentalmente al comienzo de su enseñanza, el atravesamiento simbólico del síntoma por la cadena significante como formación metafórica de lenguaje, y consecuentemente su valor de mensaje dirigido al Otro, bajo la formula particular de cada sujeto con su síntoma, a la manera de: de esta manera existo para el Otro. Es, también, el síntoma un mensaje del Otro, pues este se expresa a través de aquel. Para Miller, a nivel del síntoma el sujeto es poema (hablado por su síntoma como creación de sentido-dirigiendo este al Otro como hablanteser para recubrir la falta). En cambio ser creador es producir formas que no-están ya en el Otro.

Para Lacan con el tiempo el acento va a recaer en el goce que envuelve el síntoma, en esa satisfacción extravagante que se repite, aunque modifique su vestimenta o envoltura formal, y aunque el síntoma se haya desplazado a otro síntoma.
El valor del síntoma, lo real que porta ya no transita por los desfiladeros del significante sino que cae, en la operación analítica, como el objeto que, detrás del semblante, es causa, que aparece y desaparece en lo que resta o queda por decir, y que puede aislarse como el núcleo sexual del sujeto que opera independientemente de su voluntad. Lacan dirá que, si bien el goce sexual es indestructible, es posible ponerlo fuera del cuerpo, acotarlo en un objeto, para dar lugar al deseo como invención.

Hay con el análisis mas que una esperanza, la caída de ideales que en realidad enferman, y un vector que es el deseo como potencia que se inspira en la falta, y que desde la imposibilidad no prescinde del Otro, aunque permita ir más allá de el.


Bibliografía:
- Acuña Enrique: “Mito y Repetición”. Jornadas anuales del IOM, Corrientes, noviembre del 2009. (Inédito). - Freud Sigmund: Obras Completas: • - La Interpretación de los sueños - Vol. 4- Ed. Amorrortu. • Conferencias de introducción al psicoanálisis, Conf. 17- Vol. 15. Ed. Amorrortu. - Guy Clastres: “La envoltura formal del síntoma”- El síntoma y el Analista. Ed. Manantial. - Lacan Jaques: Escritos, Ed. Paidós. - Marc Strauss: “La envoltura formal del síntoma”- El síntoma en la cura. Ed. Manantial. - Miller Jaques Alain: “La envoltura formal del síntoma”- Reflexiones sobre la envoltura formal del síntoma. Ed. Manantial.

II Jornadas del Litoral. Mesa Sintoma . Damian Leikis


¿Síntomas Actuales o Actualidad del síntoma?


por Damian Leikis

El Síntoma en la actualidad

En el final de la clase del 18 de noviembre de 1997 del seminario “El Otro que no existe y sus comités de ética” Jaques-Alain Miller concluye: “El Otro no existe…podría complementarse con la proposición según la cual lo que existe es el síntoma, lo que explica además por qué nos lanzamos al examen de los síntomas contemporáneos.”

Para poder seguir está proposición en todo su alcance tendríamos que poner en cuestión la actual promoción en los ámbitos denominados “psi” de los llamados síntomas actuales, no en el sentido de que no sean válidos como nominaciones clasificatorias, sino más bien, en que aporta el discurso analítico en relación a lo que denominamos como síntoma y cultura actual.

Sabemos que Freud realizó aportes a la cuestión de lo social en textos como el “Malestar en la Cultura” o “El porvenir de una ilusión”, por nombrar algunos. Textos en los que plasmó su visión de la época desde los lentes de la teoría psicoanalítica. Tampoco es una novedad que la época actual no es la misma que la de Freud, muchas características de la estructuración social han sufrido profundas modificaciones. Así podemos hablar del crecimiento exponencial del desarrollo científico, del que Lacan dijo que “nos afecta a todos en sus consecuencias”, no dejando de marcar la paradoja que se reveló en este aspecto en tanto que en la época victoriana de Freud la fe en la ciencia y sus aplicaciones prometía un futuro venturoso y lleno de optimismo, mientras que en la actualidad es la ciencia misma y su avance sin control lo que resulta inquietante y tiñe el horizonte de dudas y temor. La constante amenaza de un holocausto nuclear, la ingeniería genética productora de manipulaciones en los humanos, las catástrofes ecológicas como consecuencia de abusos y descuidos del medio ambiente, no son más que figuras sociales de estos efectos no deseados de la ciencia contra el hombre, verdaderos retornos en lo real de lo que Lacan llamó el sujeto forcluído de la ciencia. Tampoco es casual que Freud en el texto citado del malestar en la cultura manifiesta una desconfianza notoria ante las promesas de felicidad que la ciencia parecía asegurar.

En otros campos de lo social también se produjeron grandes cambios, como el acceso de las mujeres a posiciones en lo laboral, lo político, económico, etc. sin precedentes que contribuyó a redefinir instituciones muy arraigadas en la vida comunitaria, como el matrimonio, la familia y la consecuente modificación sobre los roles tradicionalmente entendidos como masculinos y femeninos. Modificaciones que no dejan de marcar su impronta sobre las dificultades que se manifiestan en las relaciones entre hombres y mujeres en la actualidad. Nuevas caras de lo imposible de la relación sexual.

Siguiendo un articulo de Marcela Almanza “La infancia Drogada” publicado en la revista Conceptual Nº 6, donde la autora cita a Ana Ruth Najles en su libro “El niño Globalizado” se plantean ciertas características de la sociedad actual que vale la pena traer a consideración: “…el imperio del mercado ha transformado nuestro mundo en un espacio global, lo cual no deja de tener consecuencias sobre cualquier ser hablante, ya que el vertiginoso avance de la ciencia y de la tecnología sutura con modalidades cada vez más apremiantes al sujeto, en función del ideal de universalidad promovido por ese discurso”. De esta cita me interesa destacar en primer lugar la mención a lo que la autora llama el “imperio del mercado global” que en efecto tiene consecuencias directas sobre el modo de subjetivación moderna, es decir, la manera en que los sujetos se producen en la actualidad. Una subjetividad apremiada hacia ideales de universalidad y de masificación de las formas de satisfacción, que el mercado promueve fabricando objetos de goce estandarizados listos para el consumo. Las adicciones y los llamados trastornos de la alimentación podrían incluirse en las manifestaciones sintomáticas de esta modalidad de sujetivación moderna.

El Otro que no existe y el síntoma que insiste

Todas estas caracterizaciones de nuestra época pueden pensarse desde lo que Jaques-Alain Miller y Eric Laurent plantearon, como ya había mencionado, en el seminario del Otro que no existe y sus comités de ética, en tanto que lo que tienen en común estas caracterizaciones es la condición de presentar una versión inconsistente del Otro a diferencia de lo que ocurría en época de Freud donde el Otro social ofrecía modelos identificatorios fuertes con claras referencias para el establecimiento de los modos de ser. Estamos en la época del Otro que no existe, en la que éste muestra su inconsistencia con la consecuente promoción de los objetos “a” al escenario social.

Es en este contexto donde Miller retoma la enseñanza de Lacan articulando los diferentes momentos en los que conceptualizó al Otro y su función. Propone que en el concepto mismo del Otro procede de la intersubjetividad, de la dialéctica de reconocimiento que sitúa Hegel y que Lacan importó al psicoanálisis. Esa dialéctica está presente en las teorizaciones sobre el estadio del espejo en la que la imagen que constituye al yo se toma de una identificación imaginaria al semejante, identificación dialéctica en tanto que le permite al viviente salir de la vivencia de cuerpo fragmentado para alcanzar una ortopedia imaginaria unificante. La misma dialéctica de reconocimiento luego se plasmó como estructura simbólica de la relación analítica en “Función y Campo de la palabra en Psicoanálisis”. El reconocimiento del analista está dado al comienzo del análisis en el marco de un reconocimiento que es disimétrico. Lacan atribuye al analista el lugar del Otro en el esquema “L” donde diferencia un reconocimiento simétrico con el semejante en el eje a-a´ y por otro lado el eje simbólico donde el analista ocupa el lugar del A y es él quien tiene las claves del reconocimiento del sujeto, escrito con la S. Es un reconocimiento que procede de lo que llamó la “palabra plena” en oposición a la “palabra vacía” que el analista ocupando ese lugar de gran Otro devuelve en forma invertida al sujeto. En este punto Lacan diferencia el Otro como función, es decir, como punto de basta interno al lenguaje, y el Otro como estructura del lenguaje, según Miller, como el que establece las significaciones correspondientes a la forma de vida contemporánea, “…el Otro es el lugar donde se cumple la conjunción del significante y el significado y su relación con el referente.”.

En este momento era esta función del Otro lo que permitía esa unión entre el significante, el significado y el referente a modo de un broche. Cuando escribe el matema del A tachado, surge la cuestión de que el Otro deja de ser la garantía de la significación, tiene una falta y propone que la respuesta a esta falta esta dada en términos de goce. Surge allí el campo del goce como lo real que como veíamos no incluye al Otro. Siguiendo la pregunta de ¿qué hay de simbólico en lo real? Miller plantea que en principio nada, lo real por definición excluye al sentido, sin embargo Lacan propone que hay saber en lo real y que ese saber es el inconsciente mismo. Ya no es el Otro en los términos que se planteaban el que va a cumplir la función de broche. Lacan plantea entonces la teoría de los discursos, que existen en lo real y que funcionan como fórmulas que el sujeto obedece sin saber. La última teorización de Lacan fue proponer al nudo borromeo, que mantiene juntas a las tres dimensiones sin necesidad de un elemento complementario. Ese nudo, dice Miller, es la desaparición del Otro, o el nudo es el Otro mismo.

En esta última enseñanza el broche no se da a través del Otro, y deja la pregunta abierta sobre por donde pasa el punto de entrecruzamiento de las instancias ya que decíamos que lo real rechaza el sentido. Aquí Lacan recurre a la excepción freudiana a la antinomia entre real y sentido, que es el síntoma. El síntoma tiene un sentido y por otro lado una cara real de goce. Así de lo real nada se puede decir que sea verdadero, pero tenemos el síntoma que no puede ser otra cosa que una mentira sobre lo real, en tanto que conserva un sentido en lo real y la palabra sobre lo real siempre miente. Es en este contexto que Lacan decía que el síntoma es lo único vraiement real. (Verdaderamente, juego de palabras en francés con vrai –verdad- y ment –miente-).

Lo actual del síntoma

¿Cómo entendemos entonces esta frase de Miller en la afirma que la inexistencia de Otro nos ubica frente al síntoma y esa es la causa de estudiar sus manifestaciones contemporáneas?

Entiendo, como mencioné anteriormente, que desde hace un tiempo estamos ante una importante promoción de esta categoría de “síntomas actuales” como una suerte de valor en sí mismo, que pertenece a una evidencia de lo obvio y que explicaría en tanto que tal toda esta serie de manifestaciones modernas o posmodernas del malestar en la cultura. Como también adelantaba no creo que, efectivamente, las manifestaciones sintomáticas no hayan mudado respondiendo al contexto histórico en que vivimos, pero considero que Lacan marcó un camino para el psicoanálisis en “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis” donde llamó a asumir “la radicalidad inhumana del deseo del analista” que le impone no dejarse fascinar por las voces de la cultura y sostener una posición crítica que le permita tomar distancia de los ideales, siempre sociales para Freud, a fin de aislar lo singular del goce en cada sujeto.

Teniendo en cuenta que la enseñanza de Lacan muestra que entre lo simbólico de la cultura y lo real del goce está la mentira del síntoma, podemos decir que ante la pasión por lo contemporáneo el viejo síntoma psicoanalítico mantiene una inquebrantable actualidad.



(*)-Texto presentado en la II JORNADAS DEL LITORAL, organizado por el Instituto Oscar Masotta,de Corrientes-Chaco, Posadas, Paraná, mayo 2010.-

Damián Leikis

Referencias:

-Miller, Jacques-Alain (2.005). El Otro que no existe y sus comités de ética. Ed. Paidós, Buenos Aires – Barcelona – México.

-Leda Guimaraes, "¡No se apasione!. La máscara de la femineidad contemporanea". Revista Conceptual. Estudios de psicoanálisis Nº 6. Septiembre 2005. APLP., La Plata. Ed.Gráfica Alemana.