Los días 28 y 29 de marzo dieron inicio al seminario clínico anual del IOM2: “EL INCONCIENTE FREUDIANO Y EL NUESTRO – El psicoanálisis y el reverso de la época”, en
la ciudad de Corrientes y Resistencia contando con la presencia de
Enrique Acuña. En el primer encuentro, se desarrolló la clase inaugural
titulada: “De los 4 conceptos a los 4 discursos” donde Acuña, en un
movimiento pendular, entrelazaba la época en la que fue dictado el
Seminario libro XVII “El reverso del psicoanálisis” de Jacques Lacan,
con hitos y referencias que a través de los años nos interpelan hoy con
la actualidad del mismo. Entre nombres propios y espacios geográficos,
siguió en la primer parte de su presentación, la publicación misma del
seminario en cuestión. Periplos que son testimonios de una historia y de
una política del psicoanálisis, imposible de ser extirpada de las hojas
que nos convocan.
Tomando como referencia al objeto a,
producido entre los 4 conceptos fundamentales del seminario del año
1964, Acuña devela que a la altura del seminario 11, Lacan se hace
efecto de su época y sus producciones van ciñendo la pregunta que guiará
y de alguna manera se instalará como horizonte de la práctica analítica
¿qué reverso para la vida contemporánea? Lo que había dejado el mayo
francés, en su estrepitosa reorganización social, es retomado por Lacan
en su revés, considerando que aquel que había “bajado a las calles”,
estaba implicado no a una elección de placer, sino a un modo de gozar.
El goce que es a la vez producción y presa del discurso,
no-sustancia extraída del concepto y formulada por Lacan como “a” se
articulará de una manera inédita junto a otros operadores en 4 lugares,
definidos por la permutación de sus elementos en una relación de dominio
o de no-dominio. De esta manera, Acuña introduce el discurso del amo,
el discurso de la histérica, el discurso universitario y el discurso del
analista, en su particular interjuego de rotaciones, bajo la premisa
lacaniana de “un discurso sin palabras” que opera sin la necesidad de
alguien que conscientemente lo produzca.
Armado con las
fórmulas del discurso, Acuña recorre la producción de cada uno de ellos
siguiendo el ordenamiento del Seminario. De un primer momento en el cual
el discurso del amo, alimentado de repetición en tanto S1-S2, falla y
se vuelve sintomático, entramos en el Discurso
de la histérica ($-S1) donde es el síntoma quien domina. Un cuarto de
vuelta más y obtenemos el discurso del analista, partenaire de
la histérica donde el agente es el a, como causa del deseo. Allí la
producción como pérdida son las identificaciones (S1) que se dejan caer,
y se logra un saber que no llega a ser total, un saber medio de goce.
La
culminación del encuentro del viernes 28 de marzo, se sostuvo en la
obligada reflexión actual a partir de la pregunta que nos interpela
¿perdurará el psicoanálisis en el siglo XXI, ante los sentidos impuestos
por la ciencia y la religión? Entre satélites que gravitan en una
artificial atmósfera de verdad, una Universidad que exige el dominio por
la tecnocracia, y una religión que hace perdurar para siempre a un
Padre gozador, alegoría a la neurosis; Acuña recuerda que es el discurso
del analista el que sostiene al goce en lugar de la verdad,
considerando la paradoja, inaceptable tanto para la ciencia como para
la religión, de que alguien pueda satisfacerse de otro modo,
satisfacerse en su sufrimiento, una satisfacción vía el síntoma.
Carlos Trujillo