lunes, 2 de diciembre de 2013

Reseña de las IV Jornadas del Litoral IOM2

Los días 15 y 16 de noviembre, en la ciudad de Corrientes, se realizaron las IV Jornadas del Litoral IOM2 “¿Cómo vive nuestra época la pulsión? –sujetos acéfalos y deseo del analista-”; organizadas por el Centro de Investigación y Docencia (CID) Chaco-Corrientes y la Delegación Posadas, ambas integrantes del Instituto Oscar Masotta (IOM2).
En la apertura Damián Leikis (Corrientes) repasó la historia del IOM en la región, que tiene a Enrique Acuña como director, ubicando el trabajo realizado y el porvenir. Además presentó el tema de las Jornadas situando al psicoanálisis como un producto de la cultura que hace hablar a lo que no anda en ella.
En la primera mesa, bajo el título “Padecimiento subjetivo –Síntomas actuales-” Germán Tor (de Misiones) abordó la problemática del placer y el sufrimiento en las adicciones, tema estudiado en el año en la Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Carla Molinas Mañanes (Corrientes) con “El juego del síntoma”  planteó el efecto de nominación de los síntomas sociales que dificulta el juego significante, necesario para el surgimiento del síntoma analítico. Carlos Trujillo (de Resistencia) con su trabajo “Lo nuevo, lo viejo, el síntoma y la demanda” puso en juego lo que perdura en el síntoma como satisfacción pulsional y en referencia a la demanda, planteó la dificultad que se genera cuando desde el ámbito de la salud mental se responde formando un par: perjudicado-prestador. Los comentarios estuvieron  a cargo de Christian Gomez.
En la segunda mesa “Cuerpos y Acto –Manifestaciones actuales de la pulsión-” presentaron: Evelina San Martín (Resistencia) “La palabra:¿en el cuerpo o en el acto?” sobre un caso de un niño autista; Rodrigo Cibils (Misiones) “El cuerpo atrapado –entre lo actual y lo que perdura-“ desplegando las diversas concepciones sobre el cuerpo a lo largo de la historia, en la filosofía, la medicina y el psicoanálisis; e Isabel D´Andrea (Corrientes) “Cuerpo y objeto” centrando su recorte sobre el concepto para el psicoanálisis en la falla epistemo-somática. Con comentarios de Leticia García.
El día cerró con la Conferencia de Enrique Acuña “La pulsión mítica y sus fragmentos en la h(y)storia”.  Hystoria escrita con “y” en referencia a la hysteria, como la escribe Lacan en el seminario 21 cuando señala que lo propio del analizante es que se hysterice: se divida entre la verdad y la mentira, entre el olvido y lo que retorna. En la hystoria que narra el analizante hay un momento mítico, donde se presenta como héroe de un relato épico, pero ese mito –señalaba Enrique Acuña- es un organizador identificatorio que atrapa al sujeto acéfalo pulsional y da sentido a lo mudo. El analista toma la verdad concernida en el mito, verdad que toca al cuerpo, pero propone un trabajo de asociación lo que causa el desplazamiento de esta primera verdad a otra. De este modo los mitos se resignifican al introducir un nuevo significante (en un aprés coup). La historiografía del psicoanálisis si existiera, implica rastrear los estilos singulares de cada analista (el deseo de Freud, de Lacan, de Masotta…), Un Uno que no es sere evolutiva ni progreso, donde “No hay el último o ultisímo como lo más avanzado”. Es ejemplo de un modo no lineal de contar la historia, sino mostrando los momentos de corte, y los nombres propios con sus deseos singulares. Hystorización que se aleja de toda idea evolucionista de progreso o modernidad.
El sábado 16, la jornada se inició con una mesa de trabajos con el título “Inclusión para todos, no sin la excepción de algunos –Psicoanálisis y Salud Mental-” con la participación de Lorena Danieluk (Misiones) con su trabajo “Segregar…sentido”  ubicando la paradoja de las normas y leyes de la salud mental “para todos” que provocan la expulsión del sistema de algunos, a la vez que obstaculizan el trabajo con lo segregado para cada sujeto; en consonancia con el trabajo presentado por Ariel Scherman (Corrientes) “La obediencia de la ley y la desobediencia de la pulsión” situando lo que permanentemente escapa de lo pulsional; y Micaela Durruty (Corrientes) “De sujetos y normalidades” sobre los efectos de la nueva Ley de Salud mental. Comentó Luciana Molfino (Resistencia).
Luego se presentaron las revistas: por Fri(x)iones N°3 – por Christian Gomez-, Conceptual 14 -Leticia García- y por El puente N°3 -de próxima aparición- Damián Leikis, coordinó Martín Gomez.
Las Jornadas finalizaron con una Mesa Redonda en la que participaron Alejandra Fernandez (Filósofa, UNNE) quien partiendo de la función de la estética en la vida arribó al estilo como lo que se crea sobre lo que falta. Centrándose en la frase  “el desierto crece”  de Friedich Nietzsche (e ubicando el término “desierto” en diversos escritos del autor);  leyó la expresión como una desertización que se da en cada persona, que da lugar a una “libertad sin asideros que obliga a crear”; ubicando ahí el optimismo nietzscheano: en la creación a partir de la adversidad que existe en el hombre.
 Luego el escritor Miguel Angel Molfino de la ciudad de Resistencia, tomando un momento de su historia – cuando fue preso político de la dictadura- señaló en consonancia con lo antes planteado, que se crea desde un vacío, pero que no se lo puede hacer desde el horror; recordando que fue un análisis realizado luego de ser liberado lo que le permitió separarse de ese horror y volver a escribir. M. José Roca, tomó un caso clínico como ejemplo de las presentaciones actuales que padecen de “compulsiones”, y situó al psicoanálisis como lo que permite escribir otra hystoria.
Enrique Acuña articulando lo hablado hasta el momento señaló que el analista en parte quiere lo mismo que el poeta: que la palabra tenga efecto de creación, creación que modifique el modo de vivir una vida. Recordó que Lacan propone que el artista se anticipa al analista en tanto le enseña, pero sin confundir la obra de arte con la vida del mismo –no es lícito la psicobiografía de un autor a partir de su obra-. Enrique Acuña leyó de su libro de poesía Epifanías de los Epitafios –recién editado en México- un poema inspirado en un encuentro con una mujer vivido en un jardín, como alegoría de un Exilio. Lectura que puso en evidencia el salto, la distancia existente entre el hecho biográfico (que inspira al autor) y la letra que vuela, se despega de la realidad. Tema que permitió conversar sobre el acto de creación, el estilo y la “adversidad” del desierto de lo real que empuja al significante a su función simbólica.-

Leticia García