Los días 15 y 16 de
noviembre, en la ciudad de Corrientes, se realizaron las IV Jornadas del
Litoral IOM2 “¿Cómo vive nuestra época la pulsión? –sujetos acéfalos y deseo
del analista-”; organizadas por el Centro de Investigación y Docencia (CID)
Chaco-Corrientes y la Delegación Posadas, ambas integrantes del Instituto Oscar
Masotta (IOM2).
En la apertura Damián
Leikis (Corrientes) repasó la historia del IOM en la región, que tiene a Enrique
Acuña como director, ubicando el trabajo realizado y el porvenir. Además
presentó el tema de las Jornadas situando al psicoanálisis como un producto de
la cultura que hace hablar a lo que no anda en ella.
En la primera mesa,
bajo el título “Padecimiento subjetivo –Síntomas actuales-” Germán Tor (de
Misiones) abordó la problemática del
placer y el sufrimiento en las adicciones, tema estudiado en el año en la
Asociación de Psicoanálisis de Misiones. Carla Molinas Mañanes (Corrientes) con
“El juego del síntoma” planteó el efecto
de nominación de los síntomas sociales que dificulta el juego significante,
necesario para el surgimiento del síntoma analítico. Carlos Trujillo (de
Resistencia) con su trabajo “Lo nuevo, lo viejo, el síntoma y la demanda” puso
en juego lo que perdura en el síntoma como satisfacción pulsional y en referencia
a la demanda, planteó la dificultad que se genera cuando desde el ámbito de la
salud mental se responde formando un par: perjudicado-prestador. Los comentarios
estuvieron a cargo de Christian Gomez.
En la segunda mesa
“Cuerpos y Acto –Manifestaciones actuales de la pulsión-” presentaron: Evelina
San Martín (Resistencia) “La palabra:¿en el cuerpo o en el acto?” sobre un caso
de un niño autista; Rodrigo Cibils (Misiones) “El cuerpo atrapado –entre lo
actual y lo que perdura-“ desplegando las diversas concepciones sobre el cuerpo
a lo largo de la historia, en la filosofía, la medicina y el psicoanálisis; e
Isabel D´Andrea (Corrientes) “Cuerpo y objeto” centrando su recorte sobre el
concepto para el psicoanálisis en la falla
epistemo-somática. Con comentarios de Leticia García.
El día cerró con la
Conferencia de Enrique Acuña “La pulsión mítica y sus fragmentos en la
h(y)storia”. Hystoria escrita con “y” en
referencia a la hysteria, como la escribe Lacan en el seminario 21 cuando señala que lo propio del analizante es que se
hysterice: se divida entre la verdad y la mentira, entre el olvido y lo que
retorna. En la hystoria que narra el analizante hay un momento mítico, donde se
presenta como héroe de un relato épico, pero ese mito –señalaba Enrique Acuña-
es un organizador identificatorio que atrapa al sujeto acéfalo pulsional y da
sentido a lo mudo. El analista toma la verdad concernida en el mito, verdad que
toca al cuerpo, pero propone un trabajo de asociación lo que causa el
desplazamiento de esta primera verdad a otra. De este modo los mitos se
resignifican al introducir un nuevo significante (en un aprés coup). La historiografía del psicoanálisis si existiera,
implica rastrear los estilos singulares de cada analista (el deseo de Freud, de
Lacan, de Masotta…), Un Uno que no es sere evolutiva ni progreso, donde “No hay
el último o ultisímo como lo más
avanzado”. Es ejemplo de un modo no lineal de contar la historia, sino
mostrando los momentos de corte, y los nombres propios con sus deseos
singulares. Hystorización que se aleja de toda idea evolucionista de progreso o
modernidad.
El sábado 16, la
jornada se inició con una mesa de trabajos con el título “Inclusión para todos,
no sin la excepción de algunos –Psicoanálisis y Salud Mental-” con la
participación de Lorena Danieluk (Misiones) con su trabajo
“Segregar…sentido” ubicando la paradoja
de las normas y leyes de la salud mental “para todos” que provocan la expulsión
del sistema de algunos, a la vez que obstaculizan el trabajo con lo segregado
para cada sujeto; en consonancia con el trabajo presentado por Ariel Scherman
(Corrientes) “La obediencia de la ley y la desobediencia de la pulsión”
situando lo que permanentemente escapa de lo pulsional; y Micaela Durruty
(Corrientes) “De sujetos y normalidades” sobre los efectos de la nueva Ley de
Salud mental. Comentó Luciana Molfino (Resistencia).
Luego se presentaron
las revistas: por Fri(x)iones N°3 – por
Christian Gomez-, Conceptual 14 -Leticia
García- y por El puente N°3 -de
próxima aparición- Damián Leikis, coordinó Martín Gomez.
Las Jornadas finalizaron
con una Mesa Redonda en la que participaron Alejandra Fernandez (Filósofa,
UNNE) quien partiendo de la función de la estética en la vida arribó al estilo
como lo que se crea sobre lo que falta. Centrándose en la frase “el desierto crece” de Friedich Nietzsche (e ubicando el término
“desierto” en diversos escritos del autor); leyó la expresión como una desertización que se da en cada persona,
que da lugar a una “libertad sin asideros que obliga a crear”; ubicando ahí el
optimismo nietzscheano: en la creación a partir de la adversidad que existe en
el hombre.
Luego el escritor Miguel Angel Molfino de la
ciudad de Resistencia, tomando un momento de su historia – cuando fue preso
político de la dictadura- señaló en consonancia con lo antes planteado, que se
crea desde un vacío, pero que no se lo puede hacer desde el horror; recordando
que fue un análisis realizado luego de ser liberado lo que le permitió separarse
de ese horror y volver a escribir. M. José Roca, tomó un caso clínico como
ejemplo de las presentaciones actuales que padecen de “compulsiones”, y situó
al psicoanálisis como lo que permite escribir otra hystoria.
Enrique Acuña
articulando lo hablado hasta el momento señaló que el analista en parte quiere
lo mismo que el poeta: que la palabra tenga efecto de creación, creación que
modifique el modo de vivir una vida. Recordó que Lacan propone que el artista
se anticipa al analista en tanto le enseña, pero sin confundir la obra de arte
con la vida del mismo –no es lícito la psicobiografía de un autor a partir de
su obra-. Enrique Acuña leyó de su libro de poesía Epifanías de los Epitafios –recién editado en México- un poema
inspirado en un encuentro con una mujer vivido en un jardín, como alegoría de
un Exilio. Lectura que puso en evidencia el salto, la distancia existente entre
el hecho biográfico (que inspira al autor) y la letra que vuela, se despega de
la realidad. Tema que permitió conversar sobre el acto de creación, el estilo y
la “adversidad” del desierto de lo real que empuja al significante a su función
simbólica.-
Leticia García