¿Síntomas Actuales o Actualidad del síntoma?
El Síntoma en la actualidad
En el final de la clase del 18 de noviembre de 1997 del seminario “El Otro que no existe y sus comités de ética” Jaques-Alain Miller concluye: “El Otro no existe…podría complementarse con la proposición según la cual lo que existe es el síntoma, lo que explica además por qué nos lanzamos al examen de los síntomas contemporáneos.”
Para poder seguir está proposición en todo su alcance tendríamos que poner en cuestión la actual promoción en los ámbitos denominados “psi” de los llamados síntomas actuales, no en el sentido de que no sean válidos como nominaciones clasificatorias, sino más bien, en que aporta el discurso analítico en relación a lo que denominamos como síntoma y cultura actual.
Sabemos que Freud realizó aportes a la cuestión de lo social en textos como el “Malestar en
En otros campos de lo social también se produjeron grandes cambios, como el acceso de las mujeres a posiciones en lo laboral, lo político, económico, etc. sin precedentes que contribuyó a redefinir instituciones muy arraigadas en la vida comunitaria, como el matrimonio, la familia y la consecuente modificación sobre los roles tradicionalmente entendidos como masculinos y femeninos. Modificaciones que no dejan de marcar su impronta sobre las dificultades que se manifiestan en las relaciones entre hombres y mujeres en la actualidad. Nuevas caras de lo imposible de la relación sexual.
Siguiendo un articulo de Marcela Almanza “La infancia Drogada” publicado en la revista Conceptual Nº 6, donde la autora cita a Ana Ruth Najles en su libro “El niño Globalizado” se plantean ciertas características de la sociedad actual que vale la pena traer a consideración: “…el imperio del mercado ha transformado nuestro mundo en un espacio global, lo cual no deja de tener consecuencias sobre cualquier ser hablante, ya que el vertiginoso avance de la ciencia y de la tecnología sutura con modalidades cada vez más apremiantes al sujeto, en función del ideal de universalidad promovido por ese discurso”. De esta cita me interesa destacar en primer lugar la mención a lo que la autora llama el “imperio del mercado global” que en efecto tiene consecuencias directas sobre el modo de subjetivación moderna, es decir, la manera en que los sujetos se producen en la actualidad. Una subjetividad apremiada hacia ideales de universalidad y de masificación de las formas de satisfacción, que el mercado promueve fabricando objetos de goce estandarizados listos para el consumo. Las adicciones y los llamados trastornos de la alimentación podrían incluirse en las manifestaciones sintomáticas de esta modalidad de sujetivación moderna.
El Otro que no existe y el síntoma que insiste
Todas estas caracterizaciones de nuestra época pueden pensarse desde lo que Jaques-Alain Miller y Eric Laurent plantearon, como ya había mencionado, en el seminario del Otro que no existe y sus comités de ética, en tanto que lo que tienen en común estas caracterizaciones es la condición de presentar una versión inconsistente del Otro a diferencia de lo que ocurría en época de Freud donde el Otro social ofrecía modelos identificatorios fuertes con claras referencias para el establecimiento de los modos de ser. Estamos en la época del Otro que no existe, en la que éste muestra su inconsistencia con la consecuente promoción de los objetos “a” al escenario social.
Es en este contexto donde Miller retoma la enseñanza de Lacan articulando los diferentes momentos en los que conceptualizó al Otro y su función. Propone que en el concepto mismo del Otro procede de la intersubjetividad, de la dialéctica de reconocimiento que sitúa Hegel y que Lacan importó al psicoanálisis. Esa dialéctica está presente en las teorizaciones sobre el estadio del espejo en la que la imagen que constituye al yo se toma de una identificación imaginaria al semejante, identificación dialéctica en tanto que le permite al viviente salir de la vivencia de cuerpo fragmentado para alcanzar una ortopedia imaginaria unificante. La misma dialéctica de reconocimiento luego se plasmó como estructura simbólica de la relación analítica en “Función y Campo de la palabra en Psicoanálisis”. El reconocimiento del analista está dado al comienzo del análisis en el marco de un reconocimiento que es disimétrico. Lacan atribuye al analista el lugar del Otro en el esquema “L” donde diferencia un reconocimiento simétrico con el semejante en el eje a-a´ y por otro lado el eje simbólico donde el analista ocupa el lugar del A y es él quien tiene las claves del reconocimiento del sujeto, escrito con
En este momento era esta función del Otro lo que permitía esa unión entre el significante, el significado y el referente a modo de un broche. Cuando escribe el matema del A tachado, surge la cuestión de que el Otro deja de ser la garantía de la significación, tiene una falta y propone que la respuesta a esta falta esta dada en términos de goce. Surge allí el campo del goce como lo real que como veíamos no incluye al Otro. Siguiendo la pregunta de ¿qué hay de simbólico en lo real? Miller plantea que en principio nada, lo real por definición excluye al sentido, sin embargo Lacan propone que hay saber en lo real y que ese saber es el inconsciente mismo. Ya no es el Otro en los términos que se planteaban el que va a cumplir la función de broche. Lacan plantea entonces la teoría de los discursos, que existen en lo real y que funcionan como fórmulas que el sujeto obedece sin saber. La última teorización de Lacan fue proponer al nudo borromeo, que mantiene juntas a las tres dimensiones sin necesidad de un elemento complementario. Ese nudo, dice Miller, es la desaparición del Otro, o el nudo es el Otro mismo.
En esta última enseñanza el broche no se da a través del Otro, y deja la pregunta abierta sobre por donde pasa el punto de entrecruzamiento de las instancias ya que decíamos que lo real rechaza el sentido. Aquí Lacan recurre a la excepción freudiana a la antinomia entre real y sentido, que es el síntoma. El síntoma tiene un sentido y por otro lado una cara real de goce. Así de lo real nada se puede decir que sea verdadero, pero tenemos el síntoma que no puede ser otra cosa que una mentira sobre lo real, en tanto que conserva un sentido en lo real y la palabra sobre lo real siempre miente. Es en este contexto que Lacan decía que el síntoma es lo único vraiement real. (Verdaderamente, juego de palabras en francés con vrai –verdad- y ment –miente-).
Lo actual del síntoma
¿Cómo entendemos entonces esta frase de Miller en la afirma que la inexistencia de Otro nos ubica frente al síntoma y esa es la causa de estudiar sus manifestaciones contemporáneas?
Entiendo, como mencioné anteriormente, que desde hace un tiempo estamos ante una importante promoción de esta categoría de “síntomas actuales” como una suerte de valor en sí mismo, que pertenece a una evidencia de lo obvio y que explicaría en tanto que tal toda esta serie de manifestaciones modernas o posmodernas del malestar en la cultura. Como también adelantaba no creo que, efectivamente, las manifestaciones sintomáticas no hayan mudado respondiendo al contexto histórico en que vivimos, pero considero que Lacan marcó un camino para el psicoanálisis en “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis” donde llamó a asumir “la radicalidad inhumana del deseo del analista” que le impone no dejarse fascinar por las voces de la cultura y sostener una posición crítica que le permita tomar distancia de los ideales, siempre sociales para Freud, a fin de aislar lo singular del goce en cada sujeto.
Teniendo en cuenta que la enseñanza de Lacan muestra que entre lo simbólico de la cultura y lo real del goce está la mentira del síntoma, podemos decir que ante la pasión por lo contemporáneo el viejo síntoma psicoanalítico mantiene una inquebrantable actualidad.
Damián Leikis
Referencias:
-Miller, Jacques-Alain (2.005). El Otro que no existe y sus comités de ética. Ed. Paidós, Buenos Aires – Barcelona – México.
-Leda Guimaraes, "¡No se apasione!. La máscara de la femineidad contemporanea". Revista Conceptual. Estudios de psicoanálisis Nº 6. Septiembre 2005. APLP., La Plata. Ed.Gráfica Alemana.